Marcelo Ruiz empezó a producir de a poco y hoy, junto a su hija Melina, siembra maíz, trigo, soja, garbanzo y cultivos de cobertura en 9.000 hectáreas, algunas con riego, en Jesús María.
Marcelo Ruiz, en un lote de trigo con riego en Jesús María.
Nacido en Córdoba capital y habitante de Jesús María hace casi 40 años, Marcelo Ruiz es un productor que arrancó con la venta de insumos y luego sumó la producción de cultivos extensivos. Hoy, a los 66 años, siembra 9.000 hectáreas, incorporó a su hija y cuenta por qué le apasiona el riego.
Se recibió de agrónomo en la Universidad de Córdoba y como su novia de entonces (hoy esposa) era de Jesús María, se casaron y se fue a allí a trabajar con el cuñado al campo. “Mi suegro nos ayudó, un pingazo, siempre es importante recibir ayuda cuando empezás”, reconoció. Y prosiguió: “Después, con un socio, abrimos Mirú Agropecuaria, él era vecino mío, ya estaba trabajando en la venta de insumos y me convenció de abrir algo en Jesús María, que era ya una plaza competitiva. Empezamos despacio, han pasado 38 años ya de eso y si bien hoy estoy más dedicado al campo, la venta de insumos sigue firme”, relató Ruiz.
Hace dos años, atendiendo que las familias se habían ido agrandando con la incorporación de los hijos -hijas en este caso, una de cada uno de los socios- y pensando, por qué no, en la futura llegada de nietos, separaron los campos. “Los dos trabajamos cada uno con una hija, en ambos casos agrónomas”, contó, orgulloso, Ruiz.
La empresa original era Don Toyo –“el nombre del primer pedazo de campo que compramos ya se llamaba así y así se llamó la empresa”-. La que Ruiz fundó hace dos años, cuando se separaron, se llama Roca Madre. “La idea fue de mi mujer que es profesora de geografía, roca madre se dice en el proceso de formación del suelo a la base, donde el suelo se origina tras millones de años”, explicó.
Vista aérea de Roca Madre.
¿Qué producen?
Fueron creciendo de poco en superficie. Hoy, en total, siembran unas 9.000 hectáreas por año. La última campaña fueron 7.800 hectáreas en verano, más unas 1.200 de cultivos de invierno bajo riego.
Tienen estimado que la inversión en riego se puede recuperar en 3-4 años. “Según el cálculo que tenemos nosotros una hectárea regada en nuestra zona rinde el doble que en secano, ni hablar cuando el año viene seco como este, tenes entonces una diferencia de 700-800 dólares que por 3-4 años alcanza los 2500-3000 dólares que representa un sistema bien armado de riego”, contó Ruiz, quien agregó que tener riego te obliga a aprender muchas cosas nuevas.
Los campos están cerca de Jesús María, una muy buena zona y se extienden hasta Villa María, unos 120 kilómetros al norte. “El régimen de lluvias los últimos dos años ha sido de 500 a 700 mm. “En el norte hemos estado muy justos este año”, contó Ruiz.
Rotan 4 cultivos en dos años, alternando soja-garbanzo/maíz semilla-trigo. Con riego multiplican híbridos de maíz para un semillero en unas 1.300 hectáreas. “Con todo este paquete se logra una cobertura impresionante, nos tiene trabajando todo el año, pero estamos felices con eso”, contó Ruiz.
Lote de soja en Jesús María.
En cuanto a los rendimientos, están “mordiendo” los 9.000 kg/ha promedio de trigo, “que parece una locura, pero no es tan complicado”. El objetivo es hacer 9.000 kg/ha de maíz (“cuando producís semilla es de bajo rinde, pero te lo pagan como si tuvieras 13.000 kg/ha valor Rosario”); 4000 kg/ha de soja, y el garbanzo, “que rinde lo que quiere o puede, según el año”.
Equipo de profesionales en acción.
Para esta campaña, pensando en el trigo, Ruiz reflexionó que “el fertilizante está caro, pero el trigo tiene buen precio”. “Nosotros hemos decidido mantener la fertilización, lo más áspero de lo que nos toca hacer es fósforo, no tanto el nitrógeno, vos tenés que proveer mucho fósforo en cultivos de tanto rinde y vale 2.000 dólares la tonelada cuando el año pasado estaba 700 dólares”, contó el productor. Sin embargo, Ruiz insistió: “No le vamos a aflojar, estamos convencidos de mantener el recurso suelo y cuando hicimos los mapas de fósforo nos dimos cuenta que hay sectores con 15 ppm de fósforo que ya estás al borde del abismo porque tenemos que estar mínimo en 25-30 ppm”.
“Si los granos no tuvieran los precios que tienen hoy, hacer agricultura sería muy complicado con las retenciones que tenemos”, reconoció el productor.
Las labores las hacen casi todas ellos mismos: el 90% de la siembra, el 60% de la cosecha y casi toda la fertilización. “Creemos que vale la pena, aunque es una inversión en maquinaria y en la gente”, contó Ruiz.
La mayor parte de las labores en Roca Madre las hacen ellos mismos.
Evolución tecnológica
El año próximo se proponen terminar de ambientar todo el campo. Han hecho análisis de suelo cada 7-8 hectáreas, han tomado 1.000 muestras. “Para mi no hay otra forma, medir, saber y avanzar, para eso contactamos un doctor de suelos que nos ayuda en la recolección y en análisis”, contó Ruiz. Y agregó: “La ambientación la empezamos a hacer dos años atrás, a partir del riego, pero a nosotros no nos daba para hacerlo solos, y contratar un experto de afuera nos cambió la cabeza”. También contrataron a Fernando García (consultor experto en nutrición de cultivos).
“Empezamos a ver problemas, por ejemplo, de compactación, optamos por buscar ayuda en áreas críticas y nos dio muy buen resultado”, contó Ruiz. Y prosiguió: “Muchas de las cosas que hacíamos nos dimos cuenta que se podían hacer mejor”.
Marcelo Ruiz y su familia.
El productor cordobés, al referirse a la innovación y lo que viene, reconoció que “es el más viejo del equipo, el resto son todos más jóvenes, que tienen muchas pilas, los jóvenes son fundamentales”.
“O rey maíz”
De todos los cultivos que siembran y rotan, el maíz es el más importante para el productor cordobés. “Es el cultivo por excelencia, el rey del esquema, pero tenemos que rotar, la soja anda bien, pero deja poca cobertura, es muy buen cultivo, pero el que nos empuja más es el maíz”, contó.
Además, hace doce años que hacen garbanzo y les viene muy bien. “Es espectacular, te digo que hicimos 8.000 kg de trigo en riego, e hicimos 2.500 en garbanzo y tuvimos la misma rentabilidad que con el trigo”, contó Ruiz. El riesgo es que, así como puede dar 4.000 kilos, puede dar 1.500, es inestable.
La parte buena es que requiere poca inversión. “Un garbanzo de 25 quintales por hectárea que vale 600 dólares por tonelada, es comparable con un trigo de 7.500 kg/ha, hoy estamos convencidos que lo mejor es hacer un poco de cada uno, mitad y mitad, gramíneas y leguminosas”, contó.
Amalgama generacional
Marcelo Ruiz tiene tres hijos. Melina, que es la del medio, es “la agrónoma”. El hijo más grande es arquitecto y la hija más chica psicóloga. “Estoy feliz que Melina haya decidido estudiar Agronomía y quedarse trabajando en la empresa… hay que ver si ella piensa lo mismo”, bromeó Ruiz.
“El aporte de ella es espectacular, ha agarrado la parte de sistemas muy bien, todos manejamos una cantidad de hectáreas y ella tiene asignadas unas 900 ha”, contó Ruiz. Tienen reuniones técnicas todos los lunes, pero cada uno tiene independencia de lo que hace y después lo analizan entre todos. “Todos tienen la libertad y si sale mal, después corregimos”, compartió Ruiz.
Melina, la hija de Marcelo Ruiz trabajando con un asesor en cultivos especiales, José Bacigalupo.
Melina tiene 31 años. “Tiene personalidad y quiero que la mantenga, por ahí hasta me ha retado y muchas veces tiene razón, yo me hice asesorar porque tuvimos algunos roces de entrada, pero entendí que no tenés que anular a tu hijo, tenés que compartir, los dos tenemos que crecer”, confesó Ruiz.
El productor cordobés contó que trabajar con los hijos “es espectacular, pero hay que encontrarle la vuelta, hemos aprendido los dos”. Y reconoció: “Una vez se fue de viaje un mes y estaba perdido sin la gringa, hemos armado un grupo lindo y ese era mi sueño de entrada, hacer un buen grupo de trabajo”. Son cuatro ingenieros, Melina, la hija de Marcelo, y tres más, además de los asesores técnicos y especialistas.
“Pagar bien”
Los últimos años, planes sociales de por medio y alguna otra cuestión (por ejemplo, en algunas regiones, la falta de conectividad), se hace cada vez más difícil conseguir gente, jóvenes, que quieran trabajar en el campo.
Actualmente en Roca Madre son 20 empleados, 12 de ellos de campo. “Un equipo de siembra cuesta 500.000 dólares entonces, si subo alguien que maneje eso no puede ganar poco… un operador de esos equipos creo que tiene que capacitarse y hay que pagarle bien, si no, no cierra la ecuación”, resumió Ruiz. Y enfatizó: “Si vos pagás bien no es garantía de conseguir a alguien bueno, pero si no pagás bien es muy difícil que lo consigas”.
Un gran equipo, la clave del éxito.
“Ninguno de los empleados que trabaja hoy conmigo sabía cuando entró lo mismo que sabe hoy, todos hemos ido aprendiendo en el camino”, contó Ruiz.
Desafíos
Marcelo Ruiz reconoció que la agricultura lo apasiona y el riego lo “vuelve loco”. “Que vos aprietes un botón y hagas llover es de locos, después de diez años que llevamos regando no dejo de sorprenderme”, expuso.
Entre los desafíos, justamente, está ampliar al doble la superficie regada. Para ello, ya están haciendo los primeros estudios y análisis con el objetivo de sumar 1.000 hectáreas más.
Vista aérea de los círculos de riego.
Además, quieren armar una “planta solar, estamos viendo con EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba) para armar una de dos megas, también queremos hacer un desarrollo de ganadería con engorde a corral”, contó.
“El productor gasta lo que gana en la zona, sea comprando un departamento, en la construcción, comprando un auto o invirtiendo en más producción, no invertimos en Suiza o en bonos y por eso generamos mucha actividad en la zona”, espetó el productor cordobés. Y cerró: “Lo único que necesitamos es que nos dejen trabajar, no que nos regalen, pero que nos dejen hacer”.