En el Congreso CREA 2022, reconocidos especialistas hablaron de la agroindustria y describieron la situación actual en cuanto a las tendencias para la alimentación; los desafíos que vienen
“La Argentina y el continente americano están llamados a profundizar un rol como actores claves en la seguridad alimentaria, nutricional y en la sostenibilidad del planeta. Es una tendencia que se está profundizando y una oportunidad que no debemos perder”.
Con esas palabras, Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), se refirió hoy en el marco del Congreso CREA 2022 a las tendencias y oportunidades que se abren en torno de la alimentación.
Según Ottero hay cuatro tendencias que están redefiniendo la relación de la agricultura con la economía y la sociedad en su conjunto. La primera está vinculada a la evolución de la relación de la agricultura con alimentación, que antes se las colocaba dentro de la misma ecuación, pero que ahora se diferencian.
En ese sentido, sostuvo que hay una tendencia que llegó para quedarse, que es la instalación de una visión sistémica de la agricultura en donde no solo hay que tener en cuenta la producción sino también a los consumidores.
“Los consumidores traccionan cada vez con más fuerza. Entonces tenemos que entender que lo que producimos tiene que estar en función del mercado. Tenemos que prestar cada vez más atención a lo que nos demandan. El comercio tracciona a la seguridad alimentaria”, dijo.
El segundo aspecto relevante es la consolidación del concepto de ”bioeconomía”. En ese sentido, indicó: “Nos ofrece la enorme oportunidad de aprovechar la biomasa que tenemos en nuestro campo y poder incursionar en cadenas de valor que antes no teníamos conciencia que estábamos incursionando”.
La tercera tendencia de los sistemas ambientales está vinculada al cambio climático, según Otero. “La agricultura que está en marcha tiene que ser sustentable o si no no será nada”, indicó.
De cara a la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27), alertó: “No tenemos que permitir que las negociaciones estén solamente en manos de las negociaciones ambientales, tiene que estar el sello de la agricultura sustentable y tenemos que participar en estas negociaciones”.
Otra tendencia son los nuevos escenarios científicos-tecnológicos. “Hay una nueva frontera del conocimiento que cambia de manera permanente, en donde tenemos que tener en cuenta que hay avance en lo biológico y en lo digital, y que todo eso impacta de lleno en la manera que producimos y trasformamos la producción primaria”.
“El futuro trae un mundo más complejo, pero con grandes oportunidades”, resumió Otero, quien además resaltó que la Argentina cumple un rol clave en el mundo como proveedora confiable de productos agroindustriales y servicios ecosistémicos.
“Se vienen tiempos desafiantes donde estoy seguro que a través de la transformación de los sistemas alimentarios la Argentina va a poder cumplir un rol protagónico”, expresó el directivo.
Escenario
Al tomar la palabra, Ivo Sarjanovic, especialista en mercados agroindustriales, describió el escenario actual. “Estamos en un mundo más proteccionista, donde los organismos multilaterales son cuestionados; que empieza a ser más multipolar que unipolar, el liderazgo de Estados Unidos se ve cuestionado por China”, dijo.
Con relación al país asiático, sostuvo que es el gran comprador de alimentos del mundo, pero que la Argentina vende “relativamente poco”. Apenas un 10% del total de todas sus exportaciones, que se compone principalmente de carne bovina, aceites vegetales, porotos de soja y sorgo. “Paradójicamente, no le vende ni maíz, ni harina de soja que son los dos principales productos de exportación de la Argentina”, apuntó.
Al respecto, manifestó que sería “ideal” que haya una “apertura de los mercados” con China. Por otro lado, advirtió que la economía china ya no se comporta como hace unos años y empieza a desacelerarse.
“Las economías, en la medida en que empiezan a avanzar, no demandan la misma cantidad de commodities que en sus comienzos, entonces es lógico plantearse que en los próximos años China no tenga la misma intensidad en la demanda de commodities”, alertó y agregó: “Por eso hay que tener en cuenta que esa relación que tenemos con China en el futuro no va a ser igual que en las últimas décadas”.
En lo que respecta a Estados Unidos, explicó que “va a expandir fuertemente su producción de diésel renovable con políticas de promoción, especialmente a través de iniciativas emprendidas por algunos Estados, y dentro de ese esquema va a crecer mucho la demanda de aceites”.
“Dentro de ese esquema de promoción se va a demandar mucho aceite y eso va a producir una generación también de proteína vegetal”, agregó. Frente a este escenario, advirtió: “La Argentina es el principal productor de harina y aceite de soja y esa competencia va a provocar una gran presión en la industria sojera que va a tener que de alguna forma adaptarse a ese nuevo entorno de precios más altos y proteínas vegetales más baratas”.
Otra relación que es clave para el país, pero que según Sarjanovic “no va a ser fácil”, es la del Mercosur. “La Argentina ha perdido como relevancia en los últimos años, entonces se tiene que plantear si va a hacer sus negociaciones a nivel internacional por su cuenta o si va a seguir siendo dentro del Mercosur donde su rol empieza a ser de un socio minoritario o acompañante de Brasil”
En cuanto a la Unión Europea, el especialista mencionó que la cuestión que atraviesa a la región es el fracaso de la política energética, el cual quedó al descubierto luego del enfrentamiento con Rusia por la guerra con Ucrania.
“Después del fracaso de la política energética de la UE, ellos están redefiniendo opciones en esa materia y es probable que algo parecido suceda en la cuestión agroalimentaria. En ese marco, la negociación que se hizo (en 2018) con el Mercosur puede dar lugar a un replanteo con condiciones quizás menos exigentes de las que se plantearon en su momento ante una posición que ahora es mucho más débil por parte de la UE”, sostuvo.
Sarjanovic señaló que la Argentina debería enfocarse en reforzar vínculos comerciales con naciones asiáticas que son grandes consumidoras de productos agroindustriales, como es el caso de Vietnam, Tailandia o Indonesia, además de buscar acercamiento con países del norte de África y Medio Oriente.
Ecosistemas de valor
En contraposición a lo planteado por Sarjanovic, para Marcelo Elizondo, consultor de empresas y asociaciones empresariales en materia de negociaciones internacionales y director del capítulo argentino de International Chamber of Commerce (ICC), la globalización se consolida cada vez más.
“Algunos piensan que estamos en una etapa de desglobalización. No es lo que creo yo. Los datos globales de comercio exterior muestran que, a pesar de todos los conflictos geopolíticos, la internacionalidad económica está sólida y los flujos comerciales no sólo no mermaron, sino que de hecho siguieron creciendo, el año pasado hubo un récord de comercio mundial de bienes y servicios”, dijo, según destacó un informe de CREA sobre su exposición.
En esa línea, sostuvo que el proceso de globalización, cuando no es interferido por ningún factor distorsionante, puede caracterizarse como “hexagonal”, porque comienza con el comercio de bienes para luego seguir con servicios y, en una tercera instancia, la integración entre economías facilita las inversiones extranjeras directas que vienen usualmente acompañadas por migraciones de trabajadores. “Las crecientes interrelaciones entre los países posteriormente promueven un intercambio sistemático de conocimiento y financiamiento, lo que genera una sinergia que propicia el desarrollo económico”, destacó el consultor de acuerdo al resumen de la entidad.
Esa es la razón por la cual en las últimas décadas, y muy especialmente en los últimos años, se viene registrando un incremento de los Tratados de Libre Comercio (TLC) entre diferentes naciones y regiones. Según detalló Elizondo, hay más de 350 acuerdos de libre comercio celebrados en el planeta, de los cuales más de la mitad son de los últimos 20 años, y el 60% del comercio ocurre entre países que han celebrado alguno de estos acuerdos. “Pero en la Argentina solo el 15 por ciento de las exportaciones se dirigen a algún país en el que tenemos algún tipo de preferencia, lo que hace que haya obstáculos que otros países ya han logrado eliminar”, advirtió el especialista. Esto tiene una implicancia especial para el sector agrícola ya que es el que explica el 70% de los embarques argentinos.