Seleccionar página

La situación del engorde de hacienda tuvo un veranito en el arranque del otoño que se terminó rápidamente por la falta de reacción de los precios del ganado para la faena.

A eso se agrega una importante brecha entre el precio de lo que se vende a los frigoríficos y el de la reposición, es decir, la invernada, que cotiza encima de los 400 pesos. A estos hay que sumarles cerca de 10% de costos comerciales, mientras que el precio del gordo que no supera los 340/350 pesos hay que restar otro 10%.

De esta forma se configura una brecha muy grade que dificulta la actividad del encierre bovino, ya que si el costo de compra es de 440 pesos y el de venta de 315 neto de gastos, la diferencia es de 40$.

Así las cosas, luego la instrumentación oficial del dólar soja, se encareció el costo de producción del kilo de carne en los corrales. Según los engordadores, la alimentación se encareció 12% ya que la harina de soja, fuente de proteína, se comercializa al dólar a 200 pesos, la que rige para la compra, más allá de la determinación oficial que dictamina que la compra debería ser con un dólar a 140 pesos.

En definitiva, la intervención del gobierno apuntó a que haya más ventas de soja y más ingreso de dólares encareciendo los costos de diferentes actividades productivas, entre ellas la del engorde a corral e incremento sus pérdidas.

Según los cálculos hechos por la Cámara de Feedlot, la pérdida por animal liviano es de 1.718 pesos antes del pago de impuestos y sin contemplar el costo financiero del dinero destinado a tal inversión.

El precio de los lotes de novillitos y vaquillonas de feedlots en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, ronda los 340/350 pesos, cuando en abril se llegó a vender en 380 pesos. Esto implica una pérdida del valor enorme.

Si se actualiza por inflación el precio de abril, la hacienda liviana debería estar cotizando en torno a los 500 pesos. El valor que paga el mercado es 30% inferior al que deberían estar cobrando los engordadores, si las cotizaciones hubieran seguido el ritmo de la suba de precios de la economía argentina.

Todos estos elementos llevan a un despoblamiento de los corrales. El índice de ocupación en los corrales cayó 4,5% respecto de agosto para ubicarse en 66% de la capacidad de ocupación de los engordes intensivos. El índice de reposición este mes es de sólo 0,73 lo que indica que entra menos de 1 animal por otro que va a faena y el 59% de las empresas están en proceso de vaciado.

En este sentido, la oferta de ganado gordo es alta. Este año la sequía impidió muchas recrías y por eso se encerró más, sobre todo a partir de abril. Ese ganado se está ofertando y se espera que los ofrecimientos sigan en niveles altos hasta noviembre, cuando el faltante debería significar una recomposición de los valores que tendría que ser bien alta para compensar el diferencial de compra venta y el costo de la alimentación.