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Es fitopatóloga, trabaja en el Instituto de Semillas desde hace 21 años y ahora estará al frente durante dos años.

El Gobierno Nacional publicó hoy en el Boletín Oficial la designación de Silvana Beatriz Babbitt como presidenta del Instituto Nacional de Semillas (Inase), el organismo de la Secretaría de Agricultura encargado de regular la aprobación, el ingreso y el uso de genética vegetal en el territorio nacional. Babbitt, quien ya lleva un mes en el cargo en reemplazo de Obdulio San Martín, es fitopatóloga de formación y trabaja en el Inase desde hace 21 años. Ahora estará al frente por un periodo de dos años.

Babbitt comenzó su recorrido en el área de Patología Vegetal de la Dirección de Evaluación de Calidad, y luego, cuando el Inase inició su proceso de federalización se trasladó al interior de la provincia de Buenos Aires para instalar y abrir las puertas de la Oficina San Pedro. Junto a su equipo creó fuertes lazos con el sector viverista.

A partir de febrero de 2021 fue convocada para dirigir la Dirección Nacional de Semillas y Creaciones Fitogenéticas, cargo desde el que buscó fortalecer las capacidades existentes y trazar escenarios y objetivos que se adecúen a la dinámica del sector.

El anterior presidente del Inase fue Obdulio San Martín, ex directivo del semillero DonMario, quien había llegado al cargo convocado por su coterráneo Julián Domínguez, cuando este asumió la titularidad de Agricultura, y abandonó el puesto cuando Domínguez se alejó de la cartera.

El gran desafío postergado del Instituto es la creación de un sistema efectivo de control del uso de semillas que incluya una justa retribución por la propiedad intelectual de la biotecnología, una deuda largamente postergada en el país y sobre la que no hay acuerdos. El último intento fue realizado justamente por los chacabuquenses Domínguez y San Martín, quienes pretendían cobrar un monto fijo a todos los productores de granos para luego compensar a las empresas de genética. Se trataba del fin del uso propio de las semillas. La iniciativa fue criticada por las entidades de la Mesa de Enlace y quedó en el olvido.