El verano todavía queda lejos para las empresas de maquinaria agrícola, cuyas ventas quedaron casi congeladas desde la salida del invierno. Desde la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria agrícola (Cafma) indicaron que si bien tienen ventas cerradas previamente que les han permitido mantener la actividad por unos meses, la colocación de equipos ha caído fuertemente.
“Desde agosto la actividad se detuvo. La caída en ventas fue de 50% a 80%. Es el caso de las sembradoras, pero sucede lo mismo en pulverizadoras, por dar algunos ejemplos. Necesitamos alimentar el sistema con nuevas ventas”, alertó Eduardo Borri, el titular de Cafma.
La estrepitosa caída tiene que ver con diferentes cuestiones: la sequía, los contrles a las importaciones, el atraso cambiario, los problemas financieros, y también la falta de credibilidad de los compradores externos en las posibilidades de pago del país..
Sin dudas un factor que influye y mucho es la sequía. Sin cosecha no hay dinero para hacer inversiones.
El otro, y con peso similar, es la macroeconomía. “De nada sirve que tengamos asegurada la producción si no tenemos asegurado el suministro de la materia prima, de los insumos. Tenemos asociados que nos mandan fotos de implementos sencillos, como una tolva importada, cuando el producto se fabrica en el país y nosotros acá no tenemos siquiera acceso a los neumáticos”, dijo Borri.
El empresario indicó que los fabricantes esperan que los anuncios que hizo el gobierno comiencen a generar algún tipo de solución a esos problemas. “El anuncio que hizo el ministro Sergio Massa de créditos por 500 mil millones de pesos es un poco el camino a recorrer. Tienen tasas del 50%”, lo que es decir inferiores a la inflación, aunque aclaró: “Hay que compararlas con la renta de productor y a veces eso no cierra”.
Más allá de esa ayuda financiera, Borri insistió que es clave “resolver el faltante de insumos que muchas veces quedan en la Aduana”. Explicó que “además no se puede importar insumos a un dólar similar al valor que tiene en el mercado paralelo”, para luego exportar los equipos al oficial. “Eso nos quita toda competitividad”, aseguró.
Además la falta de credibilidad de los importadores internacionales en la economía argentina acorta el crédito. “Las empresas tenemos credibilidad, pero la economía no. No confían por las debilidades del país y por eso en lugar de dar créditos a 120 o 180 días piden la cancelación en 30 días”.
“Hay mucho por hacer. Pasa el tiempo y la situación se complejiza”, indicó Borri, quien agregó que mientras se frena la venta en el mercado interno y la exportación, las fábricas tienen incrementos de la mano de obra en función de la inflación, lo que agrava más las cuentas de las compañías.