En el congreso de Aapresid, Rattan Lal, de Ohio State University, destacó las implicaciones políticas, económicas y sociales vinculadas con la conservación de la tierra
En los últimos tiempos, la producción agropecuaria tiene su eje inclinado hacia el cuidado del medio ambiente y la seguridad alimentaria. Para esto es trascendental la conservación de los suelos agrícolas para el presente y el futuro de la humanidad.
Según Rattan Lal, de Ohio State University, se debe comprender que “el suelo es un recurso finito en términos de cantidad, en términos de calidad y en términos de su distribución”. En este sentido, señaló que en la actualidad hay 0,25 hectárea per cápita de buenos suelos en algunos países y que lamentablemente en países de Asia ese número se reduce a 0,05 hectárea por persona.
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El dato lo brindó en su disertación durante el Congreso anual Aapresid 2022, que se lleva adelante en Rosario bajo el lema “A suelo Abierto”. Para Lal, esta situación ha creado problemas sociales y civiles, el tema de acaparamiento de la tierra y lo que se llama “refugiados del suelo”.
“El mundo tiene casi 35 millones de refugiados del suelo y esto va en aumento. Tenemos suelos en peligro de extinción, suelos que ya de hecho se han extinguido, así como cualquier animal, donde al menos 40% de la superficie terrestre de la Tierra se usa para la agricultura, donde el 77% de la tierra agrícola, aproximadamente 4000 millones de hectáreas, se designa a cría de animales. Además, el 70% del agua dulce del mundo se usa para riego y, entre el 30 a 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero se utilizan y contribuyen directamente e indirectamente a la agricultura”, afirmó.
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Ante estos números, dijo que, sin embargo, una de cada nueve personas tiene inseguridad alimentaria y entre dos y tres personas de cada siete sufren de malnutrición.
“Entonces, ¿cómo podemos satisfacer la demanda de alimentos antes de 2050 para el mundo? Si bien el mundo produce suficiente alimento para alimentar a 10.000 millones de personas, el problema es el desperdicio de esos alimentos; un 30 a 50% de los alimentos que se producen se desperdician. Es decir, se debe abordar los temas de pobreza, desigualdad, guerras e inestabilidad política; se debe mejorar la distribución; aumentar el uso de dietas basadas en vegetales y buscar fuentes alternativas de proteína”, expresó.
También destacó que se debe “restaurar aquellas tierras degradadas, aumentar la fijación de nitrógeno biológico y también restaurar ciertas tierras y devolverle algo a la naturaleza”.
Por otra parte, indicó que se necesita promover la seguridad alimentaria y la seguridad nutricional y combinarla con mejorar y proteger el ambiente.
“Me lleva al concepto de ecointensificación, una estrategia de producir más alimentos con menos tierra, con menos agua, con menos utilización de fertilizantes y plaguicidas por unidad de energía y también con menos emisiones de carbono. Estoy diciendo menos no, estoy diciendo más. Si podemos producir más alimentos con menos insumos, podremos devolverle algunos recursos a la naturaleza. Al suelo se lo debe considerar como una cuenta bancaria: no podemos quitar recursos de una cuenta bancaria sin depositar recursos, debemos siempre equilibrar lo que quitamos compensado con lo que le damos, esta es la forma de aumentar el stock de carbono. Con una gestión adecuada podemos ver que las ganancias aumentan y las pérdidas disminuyen”, dijo.
“La gente dice insumos cero, no existe. Si uno pone insumo cero, uno obtiene cero de ese suelo. Solamente si reemplazamos lo que le quitamos a ese suelo, lo podemos mantener fértil y productivo. La estrategia es producir más con menos, con una gestión adecuada de los nutrientes. Se puede reducir la cantidad de insumos pero no podemos eliminarlos por completo”, aseguró.
“El suelo puede ser un motor de desarrollo económico, de estabilidad política y parte de la transformación de las comunidades rurales, especialmente en países en desarrollo. Esto no puede ocurrir si los suelos no son saludables y si las personas no satisfacen sus necesidades básicas”, añadió.
Por último, destacó los derechos del suelo: “Los suelos son una entidad viva y, por ende, tienen derechos al igual que cualquier ser vivo y se deben proteger y restaurar”. En ese sentido, dijo que esto “debe compensarse, de manera transparente y el valor social de un suelo puede ser de US$130 por tonelada”.
“Entonces, en un secuestro de este carbono, uno puede obtener aproximadamente unos US$43, que pueden ser US$65, dependiendo de cómo van variando los valores ¿Cómo se paga esto? Cuando mejoramos y pasamos de un sistema a otro se da esta curva que empieza aquí en un período de un año y en este periodo el agricultor debe recibir incentivos, debe ser compensado por su secuestro de carbono a través de diferentes incentivos”, cerró.
A su turno, Kelly Witkowski, gerente del Programa de Cambio Climático y Recursos Naturales del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), contó el trabajo que hace el organismo a nivel regional y mundial con el tema de los suelos.
“El 25% de la superficie de la Tierra está degradado, esto impacta en 3200 millones de personas, que es la mitad de la población. Hay una necesidad clara de duplicar el esfuerzo para generar inversiones en la restauración de la tierra de manera equitativa y customizada, más adaptada. Significa que no hay una solución para todos”, afirmó.
“Queremos prevenir la degradación de las tierras, pero también tenemos que generar alimentos y alimentos nutritivos. Debemos mejorar la productividad, intensificar la producción pero no hay que expandir las fronteras. Para esto necesitamos hacerlo de manera sustentable, de manera digna, donde los agricultores puedan proveer a sus familias y además elijan entre cuidar de la Tierra a largo plazo”, señaló.
Para que ello ocurra, la especialista dijo que se deben promover políticas para poder invertir, donde entre algunas de las cosas que podrán hacerse para incentivar un cambio de conducta a largo plazo está, por ejemplo, tasas de interés más bajas.
En este contexto, para Ibrahim Assane Mayaki, presidente del Consorcio de la “Iniciativa 4 por 1000″ y exprimer ministro de Níger, este plan global tiene un gran desafío por delante, con compromisos vinculados a los objetivos de desarrollo del milenio relacionado a los suelos. El programa tiene cuatro metas: aumentar el secuestro de carbono en los suelos como materia orgánica, aumentar la seguridad alimentaria, adaptar la agricultura a los cambios climáticos y mitigar el cambio climático.
“La idea aquí es generar una combinación de profesionales, académicos y legisladores para poder abordar los desafíos juntos para mejorar el almacenamiento de carbono 0,4% y mitigar y; al final del día brindar mejores condiciones para el desarrollo de alimentos y de seguridad nutricional: no solo se trata de alimentos, sino también de seguridad nutricional”, destacó.
Para Mayaki, esta seguridad alimentaria nutricional solamente se puede lograr cuando las desigualdades de la sociedad se reducen, “por eso la lucha que se lanzó no solamente se trata del suelo, también se trata de la desigualdad en todos los sentidos del término”.
“Sabemos que en el futuro la tendencia avanza hacia la agroecología y esto es lo que yo siempre menciono y estamos avanzando significativamente y a nivel mundial de la agricultura convencional a la agricultura de conservación u orgánica. Pero avanzamos hacia un tipo más holístico de agricultura y evidentemente este tipo de agricultura está relacionada directamente con el interés de la gente y la protección de las poblaciones”, apuntó.
Por último, aclaró que el tipo de agricultura en el que se enfocan está directamente relacionada con los intereses de aquellos que son más vulnerables.
“Podemos proteger a los más vulnerables o también puede dañar la agricultura a los más vulnerables. La clave es los pasos que damos para llevar esto a escala. Esa es nuestra principal preocupación: más sensibilización y concientización, mejores prácticas, transferencia de conocimiento, acompañar la transición y enfocarse también en el etiquetado en la certificaciones para que esto realmente sea un proceso serio y respetado”, indicó.