Para sostener el estado corporal de las vacas y no afectar los índices de preñez algunos productores de campos mixtos evalúan destinar a pastoreo los peores lotes de avena o de trigo
Para los ganaderos de muchas zonas del país, transitar 2022 es lo más parecido a cruzar un desierto abrasado por un soplete. La seca derrite la disponibilidad de forraje, lo que fulmina la condición corporal de las vacas. Esto último arroja muchas dudas sobre la ciclicidad durante la época de servicio que comienza en estos días. “Normalmente, en vacas en buenas condiciones, el celo reaparece a los 30/40 días posparto, pero en 2022 ese intervalo puede alargarse”, advierte Julián Bartolomé, médico veterinario del Servicio Técnico de Select-Debernardi.
Para enfrentar esta situación hay distintas opciones. Dentro de las más extremas, en campos mixtos hay productores que están evaluando destinar a pastoreo los sectores peores de lotes de avena o de trigo sembrados para cosecha. “Con una expectativa de rinde de 10 o 15 quintales por hectárea puede ser más conveniente aprovecharlos con alambrado eléctrico y hacienda”, razona un técnico cordobés.
En campos exclusivamente ganaderos lo más común es recurrir a la suplementación con silaje o heno, una alternativa que tiene costos, pero que se justifica ampliamente si se considera la productividad del sistema en el largo plazo.
Celo acelerado
Otra posibilidad es el destete precoz de los terneros a los 60 días, o hiper precoz, a los 30 días, para las pariciones más tardías. Ambas prácticas “ayudan a recuperar la condición corporal y a estimular el celo de los vientres, pero tienen un costo en alimento balanceado con alta proteína para los terneros que se debe considerar”, advierte Bartolomé.
La tercera alternativa sería la inducción del celo en vacas de regular o baja condición corporal y posterior inseminación artificial. Consiste en provocar la ciclicidad mediante estradiol, progesterona, GnRH u otras sustancias que generan la aparición simultánea de celo, tras lo cual las vacas son inseminadas.
“En vientres de buena condición corporal se puede obtener una tasa de preñez del orden del 50% y en las de baja condición, del 30%. Luego se repasan con toros o se puede hacer una segunda inducción que suma preñez a la primera”, explica Julián.
No obstante, este método puede tener mayores pérdidas entre los 30 y los 60 días de la inseminación, que pueden llegar al 9%, versus el 2% considerado normal en rodeos de adecuada condición corporal.