Afirman que el precio obtenido no alcanza para cubrir los costos de cosecha y transporte.
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Productores del norte se los dan de comer a la hacienda.
En el NEA y el NOA los asados de fin de año vendrán con notas cítricas, y no por el toque gourmet que le darán los muy buenos asadores del norte del país sino porque una parte de la hacienda se está alimentando con los limones que por falta de precio se están destinando a los comederos en lugar de a las industrias. Es una realidad agria la que les toca tragar a muchas economías regionales.
Hace poco más de un mes se viralizaron las imágenes de cerdos y vacas comiendo limones en campos de Bella Vista, en el centro oeste de Corrientes. Algo similar sucedió en esa zona con los tomates. En ambos casos, la explicación se encuentra en el alto costo de la cosecha y el transporte hacia los mercados, que contrasta con el bajo valor que se paga por el producto. Ahora, la escena se repite en Salta con los limones, ya que muchos productores están decidiendo dárselos de comer a la hacienda en lugar de venderlos a la industria por un precio que no llega a cubrir los costos.
Según explica el presidente de la Sociedad Rural de Salta, Carlos Segón, la cosecha de limones es muy mano de obra intensiva, lo que la hace muy costosa, y el precio del producto se ve afectado por la coyuntura global y por la política cambiaria del Gobierno nacional.
La mayor parte de los limones del NOA se exportan, pero el precio internacional se está viendo afectado desde hace varios meses por el conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que Rusia es habitualmente un gran comprador. A eso se agrega en el plano local que los productores reciben la liquidación de los dólares al precio oficial mientras que sus insumos se compran al valor del dólar libre. «Los costos se rigen por la inflación, mientras que el dólar está congelado», ilustra Segón. Este combo hace que las industrias procesadoras locales, que suelen comprar todos los limones que son demasiado chicos o demasiado grandes para la exportación en fresco (entre un 30 y 50 por ciento de la producción), estén ofreciendo un precio que ronda los 3.000 pesos por tonelada y en muchos casos no alcanza para cubrir los costos de cosecha, empaquetado y transporte.
Los limones se utilizan aproximadamente al 20 por ciento en la ración de los bovinos.
Al respecto, el asesor de empresas citrícolas Daniel García aclara que el mercado de productos industriales también está afectado por diversas variables bajistas. «Por la pandemia y por la falta de contenedores para despachar, la industria está con stock acumulado de jugos cáscaras y aceite de dos cosechas, entonces ahora pasan factura de ese sobrestock. A su vez esos productos sufrieron una baja en el consumo que recién ahora se está empezando a recomponer», detalla, y luego agrega: «estimamos que por tres o cuatro años los productos industriales van a estar en el nivel histórico más bajo de precios».
En este contexto, los productores analizan sus opciones. La cosecha no es opcional, hay que sacar los limones de las plantas para no comprometerlas sanitaria y productivamente, y también hay que sacarlos del campo para evitar un daño ambiental. Pero el traslado hasta las fábricas de jugos y aceites esenciales es lo que los productores buscan ahorrarse al darles los limones a la hacienda. Los que no tienen animales ofrecen la producción a algún vecino ganadero que esté dispuesto a cubrir el flete. «No es una mala opción», dice García, y explica: «El limón es un alimento tan bueno como el maíz, tiene un 18 por ciento de materia seca»
Parte de la cosecha de limones salteña que no encuentra mercado.
Por supuesto que no es simple. Segón explica que más del 80 por ciento de lo que se transporta es agua, y que luego los limones tienen que ser procesados para formar parte de la dieta de los novillos. En la región es habitual usar los descartes de la industria para alimentar a la hacienda, pero cuando se trata de limones enteros es necesario usar una pala de excavadora, un rolo o la herramienta que haya a mano para aplastarlos y que queden solo la pulpa y la cáscara, que luego representarán aproximadamente el 20 por ciento de la ración dependiendo del caso.