Hoy martes buena parte de las impresionantes alzas registradas ayer en los futuros de soja y maíz del mercado estadounidense CME Group se esfumaron. La movida afectó al poroto y la harina de soja. Pero no al aceite a pesar de que los contratos de petróleo crudo experimentaron bajas intradiarias.
¿Qué es lo que sostuvo las cotizaciones de los futuros de aceite de soja en EE.UU? El hecho de que, si bien el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) ajustó ayer la proyección de uso interno de ese aceite para elaboración de biodiésel, la proporción destinada a ese propósito sigue siendo muy elevada para un escenario de estancamiento de la oferta disponible de aceite de soja.
Eso ocurre porque, si bien la oferta de soja en EE.UU. será en el ciclo comercial 2022/23 menor a la esperada por problemas climáticos, el uso de biodiésel elaborado con aceite de soja seguirá creciendo en el marco de una estratégica política orientada al autoabastecimiento energético.
Si bien esa estrategia se diseñó años atrás con el propósito de cumplir con compromisos ambientales asumidos ante Naciones Unidas (“Acuerdo de París”), este año la misma se aceleró ante el nuevo escenario geopolítico planteado por el conflicto ruso-ucraniano (y probablemente chino-estadounidense próximamente).
Grandes compañías agroindustriales estadounidenses –a veces en asociación con corporaciones energéticas– vienen trabajando en los últimos años para crear un conglomerado de megafábricas de biodiésel orientado a reducir de manera progresiva el uso relativo de gasoil de origen fósil.
En definitiva: como la demanda interna de aceite de soja destinada a fabricar biodiésel en EE.UU. forma parte de una política pública que, como tal, es factible de proyectar, entonces no resulta difícil ajustar precios al alza ante la evidencia de una menor oferta disponible de aceite de soja en esa nación.