Con 32 años se destaca en el rubro, asesorando a numerosos establecimientos ganaderos. La cabaña de su familia se alzó con varias cucardas en la Expo de Palermo.
El joven ingeniero es referente en mejoramiento genético de bovinos y un apasionado por las vacas.
Sexta generación de productores ganaderos, Carlos “Pepe” Pestalardo Guerrero es chozno de Carlos Guerrero, el hombre que introdujo la raza Aberdeen Angus en Argentina allá por 1879, cuando volvió de Europa con los tres primeros ejemplares puros de pedigree: el toro Virtuoso y las vaquillonas Aunt Lee y Cinderella. “Era alguien muy emprendedor, un apasionado del campo y la ganadería, siempre buscaba mejorar. Viajaba mucho, veía cómo se iba desarrollando la actividad en el Viejo Continente y sacaba ideas. En un viaje a Inglaterra y Escocia se animó a traer los primeros individuos”, repasó Pepe, el joven ingeniero en Producción Agropecuaria, heredero de ese mismo amor por las vacas.
En ese entonces, como esos animales eran chicos, a don Carlos lo tildaron de loco y le decían que había traído vacas de jardín. Hoy, Angus es la principal raza del país y el 75% del rodeo nacional tiene su sangre.
Pepe tomó la posta de aquel visionario y hoy está a cargo de la cabaña Charles de Guerrero, parte de una empresa agropecuaria familiar que se encuentra en Solís, en el partido bonaerense de San Andrés de Giles, a 10 kilómetros de San Antonio de Areco. Allí tienen un plantel de 200 vacas Angus de pedigree y 450 vacas puras controladas, produciendo, además, entre 60 y 70 embriones por año, con el foco puesto en la homogeneidad y la consistencia de los rodeos.
Pepe y su esposa, Sofía Orodá, junto a una de las tres hembras de Charles Guerrero premiadas en esta edición de la Rural de Palermo.
Los animales de la cabaña se crían en campos naturales, alimentándose con base pastoril. A los terneros que consideran superiores, los seleccionan y cuando tienen de dos meses a dos meses y medio, comienzan a darle una suplementación de forraje para que pueda mostrar todo su potencial genético.
En la empresa agropecuaria también se dedican a la cría, contando con un rodeo de 2.000 vacas en dos campos de Las Armas y Gral. Pirán. Por otra parte, recrían a los novillos y los terminan en un feed lot de Pehuajó. Para su alimentación, usan verdeos de avena y ray grass, y pasturas con base de festuca y de alfalfa.
Dentro del esquema productivo incluyen a la agricultura tercerizando los servicios. “Parte del maíz se vende y otra se vuelca a la producción de carne, en la invernada y terminación. Parte de la soja también se usa como forraje, como fuente de proteína. Y los cultivos de invierno se venden todos”, detalló Pepe.
Una gran familia
Con 83 años recién cumplidos, el abuelo de Pepe, Carlos Guerrero, preside la empresa familiar y sigue de cerca los detalles de todo lo que sucede en ella. Él también es un apasionado de la Angus. Varias de sus siete hijas y algunos de sus yernos trabajan en distintas áreas del establecimiento pero solo Pepe, el mayor de los nietos, se dedicó a la genética bovina, siguiendo el camino del introductor de la raza.
Carlos Guerrero y su nieto Pepe en una exposición ganadera.
“Todos trabajamos mucho, en familia y en equipo”, destaca Pepe como pilar fundamental de la empresa. “El equipo que se fue armando en la cabaña es clave para crecer y potenciar todo: los encargados, los cabañeros, todos tienen puesta la camiseta para marcar una diferencia, es un equipo joven, todos por debajo de los 40 años, con mucho empuje y entusiasmo”, contó.
La familia festejando los tres premios obtenidos hasta el jueves 28 de julio en la Rural 2022.
Experto en genética
Aunque apenas tiene 32 años, Pepe tiene un largo recorrido y una gran experiencia en materia de genética bovina. “Desde muy chico me gustaron las vacas, mi abuelo me llevaba de chiquito a la manga, a recorrer el campo, a ver el rodeo, las pariciones. Es una pasión que vas mamando desde chico, lo vas viviendo, vas aprendiendo y después también tiene que haber esfuerzo y un poco de talento”, repasó.
Desde que se recibió de ingeniero en Producción Agropecuaria no dejó de formarse “con los mejores” y trabajar en el rubro: hizo un máster de Agronegocios en la UBA y enseguida se volcó de lleno al campo. “Mi abuelo tenía uno de los mejores asesores genéticos del país, Francisco Gutiérrez, y al lado de él fui aprendiendo mucho. En 2015, él dijo: “Bueno, Pepe ya está preparado”, y desde entonces, con 24 años me hice cargo de la cabaña”, recordó.
Durante diez veranos consecutivos, Pepe viajó a Estados Unidos para capacitarse en dos de las cabañas más importantes de ese país, TC Ranch en Nebraska y Schaff Angus Valley en North Dakota. “Ahí aprendí a armar un programa genético, cómo trabajar la consistencia genética, cómo hacer los cruzamientos, cómo usar las propias líneas, y después eso lo fui aplicando a partir de 2014 en la empresa familiar”, detalló.
Rodeo Angus en la cabaña de San Andrés de Giles que maneja Pepe Pestalardo.
Actualmente, además de manejar la cabaña Charles de Guerrero, brinda asesoramiento en genética bovina en varios establecimientos de razas Angus, Brangus y Hereford. “También asesoro en genética y selección a campos grandes de 4.000 a 8.000 vacas que tienen que producir sus propios toros”, indicó el cabañero. Su trabajo no se orienta a la exposición sino a la producción, es decir, a la aplicación práctica de la genética que persigue. “Eso me ayuda mucho a no irme de la genética productiva, porque veo todo el tiempo qué es lo que los productores necesitan en los campos argentinos de cría que son muy duros. No me pierdo en el ambiente del show de las exposiciones sino que estoy siempre en la parte real del negocio que es mi objetivo principal”, remarcó.
Haciendo foco
El objetivo de la cabaña Charles de Guerrero es la genética de producción. “Apuntamos a la genética genuina, la que realmente sirve para el campo argentino. Cada vez tenemos más presiones de todo tipo, ambientales, climáticas, del Estado, por eso tiene que ser una herramienta para que el productor pueda producir cada vez más carne y en forma más eficiente”, explicó Pepe.
En materia de genética bovina, “hoy se busca fundamentalmente que el animal se adapte al ambiente en que está, al sistema de producción de cada campo”, señaló el ingeniero. Entre los atributos deseados, “se busca un biotipo moderado, que haya dimorfismo sexual, es decir que las diferencias fenotípicas entre hembras y machos sean marcadas y que esos caracteres se expresen precozmente”, enumeró. “Lo principal en una cabaña es que sea un sistema de cría de alta intensidad: que todos los años la vaca se preñe y dé un ternero pesado, y en base a eso, el nivel de pedigree se le va exigiendo cada vez más”, explicó Pepe.
La mejor genética Angus de la cabaña Charles de Guerrrero.
Entre otros parámetros, se apunta a que los terneros nazcan con bajo peso y tengan un muy buen crecimiento hacia el destete para que le impacte positivamente al criador. Pensando en quienes hacen ciclo completo o compran esos terneros en recría, el objetivo es que los animales conviertan muy bien a pasto para que el último tercio del ciclo ganadero, que es el feed lot o la terminación a campo, se haga lo más rápido posible brindando muy buena calidad de carne y alto rendimiento al gancho que es lo que le hace la diferencia al productor. “El rendimiento al gancho promedio del Angus en el país está alrededor del 57% y nosotros estamos casi en el 62% con nuestros novillos”, destacó Pepe.
La Rural
“Venir a Palermo es como jugar el Mundial”, dijo Pepe. “Las exposiciones en Estados Unidos también son muy grandes pero no se acerca a lo que es Palermo. Allá, la parte de show es algo totalmente aparte de lo que es la producción. Acá, la presión es muy grande, los mismos extranjeros te dicen que es la pista más difícil del mundo”, subrayó.
En esta edición, la cabaña Charles de Guerrero compitió con tres terneras, una vaquillona colorada, una vaquillona mayor, una vaca y un ternero de un año. “Generalmente venimos con muchos animales, entre siete y nueve, buscando mostrar lo que representa la cabaña, su biotipo y su línea, siempre apuntando a estar en los primeros puestos con el foco en la producción a campo”, expresó el ingeniero.
Pepe Pestalardo en la pista de Palermo.
“Yo vengo desde chico a Palermo con toda la familia, pero nuestro objetivo no es el show en sí mismo, sino la genética que le sirva al productor para que le haga la diferencia en su empresa. Además, si podemos competir en la Primera con nuestra genética, bienvenido sea”, señaló Pepe.
Llegar a la Exposición Rural porteña supone mucho esfuerzo, trabajo y planificación. “A estos animales uno los pensó, hizo la combinación genética, cruzó a un padre y una madre determinados, esperó nueve meses a que nazca, y una vez nacido comenzó el proceso de selección y alimentación. Ese ternero fue destetado a los dos meses y medio, recibió una suplementación, a los siete meses se lo destetó y se lo llevó a una parte de cabaña donde están los mejores animales, que son un 4% a 5% de todos los terneros (de cada 100 entran 3, 4 o 5 máximo), y al año comenzó a competir”, detalló Pepe.
El amanse de los terneros empieza cuando tienen cuatro meses de vida pero dos o tres meses antes de ir a Palermo se intensifican las caminatas para que aprendan a llevar al bozal, que acompañen, se los baña una vez por semana o dos, se les seca el pelo, se les hace peluquería para cortar el pelo en exceso. A las hembras, a los 15 meses de edad se las preña para que lleguen a la muestra exhibiendo su potencial de madre.
La familia siempre presente en la Exposición de Palermo.
“Si eso se premia en los campeonatos y la gente te lo valora, es como coronar todo el esfuerzo , es un muy lindo sentimiento”, dijo el cabañero.
Por cierto, este año Charles de Guerrero se alzó con el Premio Campeón (primer premio) en la categoría Vaquillona Mayor; Reservado de Campeón (segundo premio) en Vaquillona Menor y Tercera Mejor Hembra.
Pepe y su abuelo, fundidos en un abrazo de celebración tras una premiación.
“La ganadería es una pasión, uno está todo el día pensando en vacas, hablando de vacas, es una locura que a veces no se entiende pero es una linda locura”, manifestó Pepe.