Pocas veces puede verse un crecimiento tan espectacular como el registrado por la industria frigorífica entre los años 2016 y 2019, el cual estuvo promovido fundamentalmente por el progresivo aumento de la demanda china.
Sin embargo, ese proceso se interrumpió de manera dramática con el “cepo exportador” cárnico implementado desde mayo de 2021 por el gobierno de Alberto Fernández, el cual, si bien se instrumentó con el propósito de reducir los precios internos de la carne vacuna, no logró (ni por lejos) alcanzar esa meta.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) acaba de publicar el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) con datos actualizados a junio de 2022. Y los propios datos oficiales evidencian que el sector no pudo recuperar el nivel de actividad que registró en 2020 durante el peor momento de la pandemia.
Si el presidente Alberto Fernández hubiese visto el gráfico de la evolución del nivel de actividad del sector frigorífico vacuno antes de tomar de tomar la decisión de intervenirlo, probablemente habría meditado un poco más el asunto.
Eso porque, luego de registrar un nivel de actividad récord en octubre de 2019, un mes después de ese hito histórico el gobierno chino procedió a intervenir el mercado de carne bovina para propiciar un baja brutal de los valores de importación del producto que hizo que muchos importadores de la nación asiática entraran en “default” comercial con contratos que se cayeron y otros que fueron renegociados con mercadería en tránsito.
Una vez asumido ese “golpe” inesperado, con mucho esfuerzo la industria cárnica bovina logró recuperar el nivel de actividad previo a pesar de las enormes complicaciones logísticas generadas por factores tanto internacionales como locales.
La cuestión es que, luego del “cepo cárnico” el nivel de actividad del sector no pudo retomar el ritmo logrado en 2019 y 2020, lo que generó un problema social, porque muchos frigoríficos comenzaron a desprenderse de trabajadores temporarios y también a reducir salarios en el marco del régimen denominado “garantía horaria”.
Cuando se observa la evolución del indicador correspondiente al promedio de toda la industria de alimentos y bebidas, puede verse que el nivel de actividad se recuperó en el último año, aunque claramente no fue el caso del sector cárnico bovino gracias –lamentablemente– a una política intervencionista.
El IPI manufacturero incluye un exhaustivo relevamiento de todas las actividades económicas que conforman el sector industria manufacturera y la cobertura geográfica es para el total del país.
Es un indicador de coyuntura que mide la evolución del sector, con periodicidad mensual, tomando como variables para su cálculo la producción y ventas de unidades físicas, la utilización de insumos, el consumo aparente, la cantidad de horas trabajadas del personal afectado al proceso productivo y las ventas a precios constantes. En total los técnicos del Indec relevan más de 5000 empresas industriales.