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Es un polímero desarrollado recientemente por el INTA, la Universidad de Córdoba y la firma Ceres Demeter, que le da uniformidad a la semilla. Ensayos determinaron un aumento de rendimiento de 390 kilos por hectárea.

La siembra de maní comenzará dentro de dos meses y lo hará con una importante novedad tecnológica: la empresa de investigación y desarrollo de productos biológicos para el sector agrícola, Ceres Demeter, dio a conocer los resultados positivos de un biopolímero para el cultivo de maní, desarrollado por la Universidad Nacional de Río Cuarto y el INTA.

El producto está formulado a base de compuestos naturales y susceptible de ser aplicado como recubrimiento a semillas de maní.

La mezcla se aplica sobre las semillas protegiéndolas de roturas y además promueve una distribución homogénea al momento de la siembra, lo que a la larga impacta favorablemente en el rendimiento.

Otra de sus características es que es compatible con la incorporación de rizobacterias que inducen el desarrollo de nódulos en las raíces donde ocurre la fijación biológica de nitrógeno (FBN), lo que permite la nutrición del cultivo de modo sustentable, reduciendo la necesidad del empleo de fertilizantes químicos.

El biopolímero puede usarse sólo o en presencia de compuestos biológicos y/o químicos para favorecer la productividad del cultivo. El producto ya estará disponible para esta campaña.

RESULTADOS DE LOS ENSAYOS

se llevaron a cabo análisis en laboratorios propios y externos y los parámetros evaluados presentaron valores dentro de los límites establecidos en el desprendimiento de activos sobre semillas.

Esto valida la eficiencia del nuevo producto sobre la protección y disminución de pérdida de activos colocados en los tratamientos profesionales de semillas, otorgando mayor eficiencia en el uso de fitosanitarios y biofertilizantes indispensables para lograr una implantación correcta del cultivo.

Asimismo, la presencia del polímero sobre la semilla logró mantener la fluidez dentro de los límites permitidos para lograr un correcto almacenamiento y sembrabilidad.

“Mantener una fluidez adecuada permite uniformar espacialmente la siembra de las semillas, posibilitando de esta manera una distribución homogénea en el campo, y un aprovechamiento máximo de las condiciones nutricionales y climáticas que el mismo presenta”, comentó Christopher Kilmurray, CSO de la empresa.

En lo que hace a la emergencia, se mejoró este parámetro de las plántulas a nivel de laboratorio y campo, cuando las muestras de semillas tratadas con el biopolímero fueron comparadas con polímeros de origen sintético y cuando se comparó con un lote de semillas sin recubrimiento polimérico.

“Uno de los factores a los que se le atribuye ese resultado, es posiblemente la compatibilidad del producto con la semilla y con los compuestos utilizados en el tratamiento profesional”, agregó Julio Vicario, Global Project Manager de la empresa.

Por último, el rendimiento, que se relaciona directamente con la rentabilidad y el retorno de la inversión sobre la utilización del insumo. En este sentido se evidenció, en los ensayos a campo realizados en la campaña 2021/22 un diferencial promedio de 390 kilos por hectárea.

ANTECEDENTES

Tras la firma de un convenio en diciembre del año pasado, Ceres Demeter tiene la licencia exclusiva para el desarrollo de biopolímero creado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Con ese acuerdo, la empresa de Río Cuarto concretó el desarrollo piloto e industrial, la validación y el registro de la tecnología del producto y este 2022 saldrá al mercado argentino e internacional. El acuerdo implica una cesión de derechos para la operación de este desarrollo y en consecuencia producirá regalías tanto para el INTA como para la UNC.

El trabajo fue articulado a través de las oficinas de Vinculación y Relaciones Institucionales de INTA, la Prosecretaría de Vinculación Tecnológica de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN) de la UNC y la Oficina de Propiedad Intelectual de la UNC.

“Estamos muy orgullosos de tender puentes y trabajar en conjunto con entidades como el INTA y la Universidad de Córdoba, para poder transformar el conocimiento en soluciones biotecnológicas que permitan contribuir a aumentar la producción de alimentos Argentina y el mundo”, destacó Sergio Bonansea, CEO de la compañía.