La caída del área argentina de trigo registrada este año –producto de la falta de incentivos económicos generados por la intervención oficial– llegó en un mal momento.
Un 45,9% del área triguera argentina se encuentra en condición mala a regular frente a un 42,0% la semana anterior, según indicó hoy la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
La peor parte se la llevan las regiones del norte argentina, NOA y NEA, donde el cereal se encuentra entre espigazón y madurez fisiológica con rendimientos esperados de apenas 5,0 y 18 qq/ha como producto de la ausencia de lluvias y el impacto de heladas tardías. En unas dos semanas comenzarían a recolectarse ahí los primeros lotes del cereal.
“En el centro del área agrícola aumenta la cantidad de hectáreas resignadas que se destinan a consumo de hacienda o bien a cobertura, mientras que las expectativas de rendimiento del área en pie se mantienen por debajo al promedio de las últimas campañas”, apuntó la Bolsa de Cereales.
En buena parte de la zona central las heladas y la baja disponibilidad hídrica también limitaron el crecimiento vegetativo del cultivo. Sin embargo, allí casi un 27% del área de trigo aún se encuentra en macollaje y terminará de definir su potencial en las próximas semanas.
En cuanto al sur del área agrícola, donde se concentra la principal región triguera argentina, el cultivo transita entre macollaje e inicios de espigazón. Esta región es la menos afectada en términos de perdida de potencial de rendimiento y es la que sostiene –por el momento–la actual proyección de producción, que se encuentra en 17,5 millones de toneladas.
Este año la superficie argentina de trigo descendió un 9,0% respecto a 2021 debido a que, frente un escenario climático complejo, no existieron incentivos para asumir riesgos productivos debido a que el mercado del cereal se encuentra intervenido por el gobierno nacional.