El último informe oficial del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) contempla para 2022/23 una oferta de soja de Brasil, Argentina y Paraguay de 210 millones toneladas, una cifra que representa nada menos que 36 millones más que en 2021/22.
La realidad es que, con un muy probable escenario Niña por delante para el último trimestre de 2022, no resulta adecuado ser tan optimista en lo que respecta al futuro de la cosecha sudamericana que deberá ingresar al mercado en 2023.
En ese marco, la delegación agrícola del USDA presente en Brasil considera más prudente pronosticar una cosecha brasileña de soja 2022/23 de 144 millones de toneladas. Es decir: ¡5,0 millones menos que la estimación oficial de 149 millones de toneladas!
Y eso teniendo en cuenta que los técnicos del USDA en Brasilia proyectan un área de siembra para este año de 42,5 millones de hectáreas, una cifra 500.000 hectárea superior a la estimada por el informe oficial del organismo.
Luego de la sequía registrada en 2021/22, que se llevó buena parte de la producción, los rendimientos de soja –según el informe de la oficina del USDA en Brasilia– se recuperarían, pero seguirían estando aún lejos del potencial.
El mismo criterio aplicado a Brasil corresponde a Paraguay y Argentina, dos naciones en las cuales el fenómeno ENSO “Niña” suele promover rendimientos de soja inferiores a los óptimos.
La cuestión es que si llega a fallar el pronóstico oficial del USDA respecto a la producción sudamericana, la demanda internacional no tendrá otra alternativa que ir a buscar soja a EE.UU. y allí el stock interno de la oleaginosa se encuentra al límite, lo que garantizaría –sin considerar factores de inestabilidad geopolíticos, monetarios o financieros– un mercado alcista para el poroto.