Afirman que la producción en la Patagonia pasa por un momento complejo por razones climáticas y económicas. Los costos aumentan más rápido que el precio.
En muchas zonas de la Patagonia los ovinos son la única opción productiva.
La producción ovina es una de las actividades más federales de la Argentina. Se estima que en el país hay unos 100.000 productores de diversos tamaños y sistemas distribuidos en todas las provincias, aunque el principal bastión se encuentra en la Patagonia, donde constituye en algunos casos la única forma de explotación territorial.
Desde la provincia de Santa Cruz, el productor ovino, directivo de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y miembro de la Mesa Ovina Nacional, Marcos Williams explica en diálogo con Clarín Rural que los productores patagónicos están pasando por un momento muy complejo. “Se conjuga una tendencia decreciente en los stocks, el clima con sequías importantísimas y fuertes nevadas, los costos con inflación galopante y el dólar lanero, que se cobra al dólar oficial. A esto se suma la acción de los predadores y la despoblación de los campos”, describe.
Luego remarca que en el resto de las zonas productivas hay un crecimiento, pero que el balance general de los ovinos en el país es de una leve baja de producción. En este contexto macroeconómico, explica, muchos productores que venían haciendo incorporaciones interesantes de reproductores en zonas extra patagónicas están “levantando el caballo y desensillando hasta que aclare”. “En la Patagonia preocupa mucho más porque allí el productor ovino vive del ovino”, añade.
De cara al futuro, Williams afirma que la cadena ovina debería buscar la forma de dar un mayor valor agregado a sus productos y ocupar una capacidad ociosa que tanto en la industria frigorífica como en la textil es muy importante. “La capacidad ociosa de la industria atenta contra el productor en forma de un peor precio. El productor no es formador de precios y no tiene a quién trasladar el aumento en los costos”, dice.
Luego reconoce que el agregado de valor es un trabajo arduo. “Es complejo pero posible y con un gran impacto porque el ovino está en todo el país, hay una enorme demanda de carne ovina y de buenas lanas”.
Entre los desafíos, el más grande según Williams es tener más producción. “Actualmente no hay suficiente oferta para satisfacer la demanda, eso es una gran oportunidad que debemos aprovechar, la pregunta es cómo. Tenemos que aumentar los índices de productividad, tenemos que ir hacia lo que el mundo pide en materia de certificaciones, de cuidado del medio ambiente, bienestar animal, mejorar nuestros suelos, control de predadores, de abigeato, formalización en toda la cadena para poder entrar en un círculo virtuoso…”, enumera, y para cerrar reitera la necesidad de contar con un mejor marco económico, una demanda común a todo el sector productivo argentino.
“La situación macroeconómica y la incertidumbre hacen que nadie se anime a invertir. La ganadería es a mediano y largo plazo, y hasta que estas cosas no se solucionen… El país está necesitando dólares y el sector ovino los genera”, concluye.