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El productor bolivarense Silvio Biondini sufrió un robo por un valor superior a los 8 millones de pesos, pero asegura que el valor sentimental de la pérdida es mayor.

El domingo a la noche a Silvio Biondini le arrancaron diez años de trabajo. En dos camiones, cuando no había nadie en su campo, se llevaron 80 vacas preñadas de las 300 que él había seleccionado para inseminar con genética Limangus con el objetivo de ir armando una cabaña. Sucedió en Bolívar, una localidad bonaerense de 40.000 habitantes en la que casi todos se conocen, y gracias a la colaboración de los vecinos y de los propios transportistas implicados en el hecho, Biondini pudo seguir el rastro de su hacienda hasta un establecimiento de faena en el ingreso a la ciudad de 9 de julio, sobre la ruta 5. Pero cuando llegó ya era tarde, de las 80, solo una quedaba colgando, ya muerta, en la línea de faena. Del resto solo encontró las orejas, con sus caravanas rojas y amarillas, escondidas bajo una montaña de desperdicios.

En diálogo con Clarín Rural, el productor contó su desazón y describió la tarea de detective que realizó para llevarle una serie de pruebas a la fiscalía, que ya ordenó una serie de allanamientos.

El lunes temprano, en cuanto descubrió el faltante de hacienda, Biondini habló con vecinos que afirmaron haber visto pasar dos camiones a las siete de la mañana, y que los camiones se habían detenido a esperar en una playa frente a la planta de Cargill. Sabiendo que esa planta cuenta con cámaras de seguridad, pidió ver los registros y efectivamente vio a los camiones con sus animales, aunque no se llegaba a identificar la patente.

Lo que siguió fue la difusión del hecho en medios locales y en las redes sociales, tras lo cual uno de los camioneros se entregó. El hombre, también de Bolívar, afirmó que había sido contratado por teléfono por una persona con característica de la localidad de Junín y se ofreció a acompañar a Biondini hasta el matadero al que había llevado su hacienda. Contó también que la guía de tránsito que le habían enviado para que pudiera circular con el camión cargado correspondía a una productora de Bolívar que suele enviar cerdos a faena en el establecimiento de 9 de julio.

El camionero y Biondini fueron hoy a esa planta de faena, acompañados de la patrulla rural. Los primeros en presentarse fueron los policías, ante los cuales el encargado de la planta -quien había recibido la hacienda y le había pagado en efectivo al camionero- negó haber recibido el cargamento, pero cuando apareció el camionero y lo confrontó, no tuvo otra opción que reconocerlo y dar lugar al allanamiento y al interrogatorio de la policía.

“Es un lugar que se dedica a la faena de cerdos, hay puros restos de cerdos, lo único que hay de bovinos es la hacienda mía”, describió Biondini desde el mismo lugar en que encontró, bajo una montaña de basura, las orejas de algunas de sus vacas. “Las reconocí enseguida por la caravana. Estaban bien escondidas entre quijadas de porcinos. Ahí agarramos una pala, empezamos a remover y aparecieron más”.

Las reses no las encontraron porque según pudieron constatar en cámaras de video, ya habían sido despachadas en dos vehículos rumbo a Quilmes. Solo una de las 80 quedaba colgada, probablemente para el asado propio.

Las patentes de los camiones que se llevaron las medias reses sí se conocen, al igual que el nombre de la productora que figura en el documento de tránsito. Con esas pistas y con las averiguaciones que podrán hacer en el matadero, la policía bonaerense deberá encontrar a los culpables del delito de abigeato. El mismísimo Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni se comunicó con Biondini para prometérselo.

Pero para el productor no hay consuelo. A valores actuales del mercado de invernada, esas vacas preñadas rondan los 110.000 pesos cada una, es decir que la pérdida es de unos 8,8 millones de pesos, pero para Biondini, “es mayor el valor sentimental”. “Eran vacas mansas, fruto de una búsqueda. No me robaron, me arrancaron diez años de trabajo”, sintetiza el productor.