Las primeras proyecciones indican una caída de la superficie de entre 4% y 6%. Además de la falta de agua, influyen aspectos económicos y sanitarios.
Las primeras siembras de maní comenzaron a mediados de octubre y las implantaciones se extenderán a lo largo de noviembre, ya que esa es la ventana que tiene este cultivo que se implanta fundamentalmente en Córdoba, pero que con el paso de los años ha ido extendiendo también su cobertura a otras zonas como La Pampa, San Luis y Buenos Aires.
Pero las noticias no son buenas: las primeras proyecciones muestran una caída de entre 4% y 6% en la superficie con respecto a la campaña anterior.
La sequía es el principal obstáculo que desmejora las expectativas, pero también algunos factores económicos y sanitarios que inciden en este cultivo.
PROYECCIÓN NACIONAL
La Cámara Argentina del Maní (CAM) todavía no dio a conocer su expectativa de siembra, pero sí lo hizo el Gobierno nacional, a través del área de Estimaciones Agrícolas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
En el último informe mensual de esta dependencia, la superficie manisera estimada es de 400.000 hectáreas, un 4% menos que las 415.000 relevadas en el ciclo 2021/22.
Según el reporte oficial, esta cifra “está supeditada a las condiciones hídricas en la superficie destinada a este cultivo, principalmente en la provincia de Córdoba”.
Como se mencionó, a mediados de octubre comenzó la siembra de los primeros lotes bajo riego en el departamento Ayacucho, provincia de San Luis y en zonas de la delegación Río Cuarto; en este caso, por la fecha óptima y no porque las condiciones fueran adecuadas, esperando lluvias para poder continuar.
EN CÓRDOBA
En tanto, un parámetro ineludible es el de la Bolsa de Cereales de Córdoba, ya que en esa provincia se siembra alrededor del 90% del maní que se produce a nivel nacional.
La proyección de la entidad agroindustrial es de 277.300 hectáreas, lo que significa una caída del 6% en comparación con la temporada previa.
Según la Bolsa cordobesa, el maní se ha visto muy afectado por las condiciones meteorológicas, no solo actuales sino en la última cosecha, y a eso se sumó una caída en la rentabilidad, principalmente por el aumento de los alquileres.
En tanto, tampoco ayuda que hubo importantes problemas sanitarios en el último ciclo, debido a la proliferación de la enfermedad denominada “carbón” (Thecaphora frezii).