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La tercera edición del “dólar soja”, tal como había anticipado Bichos de Campo, está mostrando enormes dificultades para incentivar ventas masivas de la oleaginosa en el mercado argentino.

Desde el inicio de la tercera edición del “dólar soja” se llevan registradas hasta el momento operaciones de compraventa de soja por unas 200.000 toneladas, de las cuales más de 110.000 corresponden a ventas con “precio a fijar”, lo que indica que los precios ofrecidos no resultan atractivos y existe expectativa de una mejora en las sucesivas jornadas.

Esa cifra está muy lejos de las expectativas del equipo económico del gobierno nacional, que esperaba contar con un volumen importante de ventas en inicio del “dólar soja 3” para asegurar una pronta recomposición de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).

El valor promedio de la soja fábrica con entrega en la zona norte de Rosario se ubicó este martes en 107.344 $/tonelada, según datos de la plataforma Sio Granos,  mientras que la soja cámara (poroto con destino a exportación) en ese destino fue de 105.468 $/tonelada. En tanto, en las terminales bonaerenses de Quequén y Bahía Blanca los valores negociados por la soja cámara se ubicaron también en torno a los 105.000 $/tonelada.

El dato es que la demanda, tanto de la exportación como de la industria aceitera, entiende que, con el tipo de cambio especial de 300 $/u$s vigente hasta fines de mayo próximo, los precios actuales ofrecidos son acordes a la capacidad de pago sectorial y no están dispuestos a mejorar los valores en la actual coyuntura de mercado.

Entre los vendedores se encuentran chacareros que necesitan vender de manera urgente para obtener liquidez, empresarios agrícolas que aprovechan el “dólar soja” para colocar partidas dañadas por el desastre climático y propietarios de campo que piden cobrar la cuota correspondiente del alquiler en quintales de soja con los valores actuales.

Más allá de las necesidades e intereses particulares, en general el interés vendedor es muy escaso porque la mayor parte de los empresarios agrícolas aspiran a recibir valores sustancialmente superiores a los ofrecidos en las últimas dos jornadas.

El valor de la “soja billete”, es decir, cuántos dólares reales quedan en la mano del productor al vender el poroto, se encuentra aún bastante por debajo respecto del máximo alcanzando durante la segunda edición del régimen denominado “valor soja”.

En un contexto de desastre productivo, donde los empresarios agrícolas deben preservar el capital para poder asumir los costos de las siembras 2023/24, no resulta sencillo tentar a los productores de soja.