Se publicó en el Boletín Oficial la medida que otorga un año más para la entrega y el embarque de trigo con exportación ya declarada. Se busca quitarle presión al mercado interno.
Esta mañana salió publicada en el Boletín Oficial la medida que adelantó ayer Clarín sobre una prórroga de un año sin penalidades para los embarques de trigo declarados por los exportadores, que tiene como objetivo quitarle presión al mercado local en un contexto de extrema sequía en el que se espera una importante merma en la cosecha del cereal. Según la resolución, los productores que habían comprometido la entrega de granos con ventas forward también podrán aducir las mismas razones de fuerza mayor para prorrogar la entrega de trigo a los exportadores por el plazo de un año.
El Gobierno otorga así una prórroga especial de 360 días para aquellas declaraciones juradas de ventas al exterior que hayan sido programadas para el período de embarque que va entre el 1º de diciembre y el 28 de febrero del 2023.
El fenómeno meteorológico «La Niña» y su efecto de falta de humedad en los campos, ya presagia una cosecha de trigo 40% inferior respecto del año pasado, y todavía no se sabe si ese el piso de producción. Muchos temen que la caida puede ser mayor, en una realidad que prácticamente afecta a todas las regiones agrícolas y los productores definen como «catástrofe».
El escenario productivo es tan preocupante, por la escasez de granos que se espera, que ha dejado en segundo plano los siempre valorados dólares del campo. Tanto el Gobierno como el sector privado, particularmente los molineros, focalizan el asunto en garantizar la mercadería en el mercado interno. «Para que no falte el pan en la mesa de los argentinos», según la lógica oficialista. Con todo, se buscará que no afecte el precio que reciben los productores por su cosecha.
Ya se perdieron casi ocho millones de toneladas de trigo, respecto de las previsiones que habían hecho al inicio de la campaña de invierno distintas entidades del sector. De 22 millones de toneladas, ya se esperan menos de 14 millones de toneladas. Esto pone en tensión a la demanda de dos sectores: la molinería y la exportación que pujan por abastecerse de un cereal en falta.
El secretario de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, asumió que la merma será de por lo menos 6 millones de toneladas. Con todo , el funcionario estimó que la producción de trigo permitirá «dar respuesta a la demanda del sector externo y doméstico» pero avaló el pedido del sector exportador, que días atrás solicitó al Gobierno autorizar una prórroga en los embarques. «Es una cuestión que vemos factible, ya que es una medida que puede ayudar a la planificación de la salida del cereal y contemplar simultáneamente el abastecimiento del mercado interno», afirmó Bahillo.
Cuando se supo la medida, desde el sector productivo se preguntaron si también los productores podrían posponer la entrega del cereal comprometido a las empresas exportadoras, algo que preocupaba mucho a quienes vendieron la cosecha por adelantado y ahora ven cómo la seca merma su producción. La respuesta llegó con la publicación de la resolución, que los incluye en la excepción con el mismo criterio.
Problemas logísticos
En este escenario, además, para el sector exportador se suma el problema de que el Gobierno, ante la necesidad de tener divisas, había anticipado la apertura de registros para los despachos a realizar entre diciembre de este año y febrero del próximo. “Tenemos una fuerte concentración de embarques en esos tres meses que supera los cinco millones de toneladas, con compras totales por ese volumen pero con dos millones a fijar. Por lo tanto, en la práctica, deberíamos estar buscando en las próximas dos semanas por lo menos dos millones de toneladas para confirmar esos contratos de exportación”, explicó Gustavo Idígoras presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y de la Cámara de Exportadores de Cereales (CIARA CEC).
Por su parte, la molinería también ha hecho pública la preocupación por sus problemas de abastecimiento.