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Sin ofertas a la vista en Rosario, en forma privada los exportadores llegan a proponer hasta 340 dólares por tonelada del cereal con entrega entre noviembre y diciembre; el temor a no poder cosechar lo esperado por la falta de humedad limita los negocios

La cosecha se prevé entre 16,5 y 17,5 millones de toneladas, por debajo de los 22,1 millones de la campaña anterior
La cosecha se prevé entre 16,5 y 17,5 millones de toneladas, por debajo de los 22,1 millones de la campaña anteriorMAURO RIZZI

Mientras se disipa la espuma tras el paso de la ola de ventas de soja, queda al descubierto un mercado de trigo argentino 2022/2023 con valores que suben casi a diario, pero que no logra reunir la oferta que los exportadores esperarían ver para cubrir el volumen que ya consiguieron anotar en el registro de declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) que, según datos publicados por la Secretaría de Agricultura de la Nación, totaliza 8.842.464 toneladas, contra compras efectivas del sector al 28 del mes pasado por 5.294.000 toneladas.

Sin ofertas abiertas, pero sí con contactos informales entre las partes, para la zona del Gran Rosario las propuestas de los compradores por trigo para las entregas entre noviembre y diciembre oscilan de 330 a 340 dólares por tonelada, muy por encima de los 245/250 dólares que se pagaban un año atrás, en la previa de una buena cosecha en términos de volumen.

“Nadie quiere vender, pese a que los valores actuales son muy buenos”, contó a LA NACION un operador de la zona de Rosario. Agregó que quienes ya vendieron algo, “ahora están más preocupados por lograr producir lo que comercializaron que en pensar en comprometer un volumen mayor que, sin lluvias, no podrán cosechar”.

Es frente a este cuadro de situación que los exportadores se muestran reacios a hacer propuestas de precios en forma abierta, “porque si aparece algún vendedor en el mercado, seguramente no va a satisfacer la necesidad de los compradores y se va a generar una suba en vacío –por poco volumen– que solo servirá para recalentar un mercado que ya está caliente”, explicó la fuente, que a diario es nexo entre compradores y vendedores.

Las terminales ubicadas en la costa del Paraná son las que primero se abastecen del trigo nuevo gracias a las cosechas tempranas del norte del país –comenzarían durante la segunda quincena del presente mes– y a los cultivos del centro del territorio nacional, zonas que son las más castigadas por la falta de humedad y por los efectos de heladas tardías.

En sus últimos informes, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) proyectaron el volumen de la producción de trigo de la campaña 2022/2023 en 16,50 y en 17,50 millones de toneladas, respectivamente, frente a los 22,10 millones de toneladas recolectados en el ciclo anterior.

“El mercado de trigo nuevo atraviesa un momento complejo por las malas condiciones ambientales que padecen los cultivos en el centro y en las provincias del norte, que restan interés vendedor a los productores. Esto garantiza un nivel de precios firmes, al menos para el corto plazo”, dijo a LA NACION Sebastián Olivero, responsable de commodities de StoneX.

En el mismo sentido, Diego de la Puente, socio de Nóvitas SA, explicó que el mercado argentino de trigo está inmerso en una tensión alcista que se va a prolongar en el tiempo. “La plaza local está divorciada del mercado internacional y la muestra de ello es que mientras Chicago hoy (por ayer) bajó cerca de 3 dólares, el Matba Rofex cerró con alzas de 7,50 dólares”, comparó. En su análisis, al impacto de la sequía que afecta los cultivos en amplias zonas agrícolas y que limita las decisiones comerciales “hay que agregar la calma financiera que dejó el ‘dólar soja’, porque muchos productores vendieron tanta soja que hoy no necesita negociar ni trigo, ni maíz”.

Para De la Puente el cuadro que hoy presenta el mercado de trigo reaviva los temores de mayores intervenciones oficiales sobre la plaza. “En este contexto de incertidumbre climática y de productores que postergan ventas, el miedo es si el Gobierno tomará alguna medida o qué medida puede tomar. Si hacia adelante a la exportación le cuesta conseguir los 3,6 millones de toneladas que le faltan para completar las DJVE, este también va a ser un ciclo difícil para la molinería”, advirtió.

Cabe recordar que a finales de marzo último el por entonces Ministerio de Agricultura elevó de 2 a 10 millones de toneladas el volumen de trigo 2022/2023 que los exportadores podían anotar en el registro de DJVE. En tanto que en su informe de estimaciones agrícolas de septiembre el organismo proyectó el stock final de la campaña 2021/2022 en 1,72 millones de toneladas. Ese remanente se sumaría a la nueva cosecha –16,5/17,5 millones de toneladas, según los privados– para abastecer las exportaciones por el volumen antes citado, los 6,5/6,9 millones de toneladas que demanda la molinería y las 900.000 toneladas que usualmente se destinan a semilla y a otros usos. Queda claro que la oferta del nuevo ciclo comercial, si se cumplen los actuales augurios de las Bolsas, será muy ajustada en su relación con las diversas necesidades.

En medio de este panorama preocupante, para Olivero hay dos factores que atenúan la tensión en el mercado. “El primero, que en el sur y en el sudeste de la provincia de Buenos Aires –parte de la zona núcleo para el cultivo– los cultivos se están desarrollando bien y el segundo, que más allá de que los exportadores están cortos en sus compras, los embarques para diciembre y enero, que suman poco menos de 6 millones de toneladas, ya los tienen prácticamente cubierto. Después sí se empiezan a complicar sus necesidades, pero considero que tienen un margen de tiempo para concretar compras más cerca de la cosecha y, sobre todo, si el clima brinda algún alivio a los cultivos que aliente a los productores a negociar más volumen en niveles de precios que se mantendrán firmes”, completó.

En línea con el análisis de Olivero, en los puertos del sur de Buenos Aires las propuestas de los exportadores ayer fueron concretas, aunque el volumen negociado fue bajo. Por el trigo con entrega en enero sobre Bahía Blanca y sobre Necochea ofrecieron 335 y 330 dólares por tonelada, 10 dólares por encima de los valores vigentes el lunes, respectivamente.

“En el sur del área agrícola el trigo transita entre macollaje e inicios de espigazón. Esta región es la menos afectada en términos de perdida de potencial de rendimiento y es la que sostiene la actual proyección de producción”, indicó el jueves la BCBA que, en el nivel país, relevó el 55% del trigo en estado normal/excelente, abajo del 58% de la semana anterior y del 76% de igual momento de 2021.

En el Matba Rofex las pizarras reflejaron la tensión vigente en el mercado doméstico y cerraron la jornada con subas de US$7,50 sobre las posiciones diciembre y enero del trigo, cuyos ajustes fueron de 340 y de 341,50 dólares por tonelada.

En el mercado de exportación el valor FOB del trigo en puertos argentinos para embarques entre diciembre y marzo subió ayer de 399 a 406 dólares por tonelada, según datos de la Secretaría de Agricultura de la Nación. En lo que va de la semana el aumento es del 3,3% respecto de los 393 dólares vigentes el viernes.

Con mayoría de bajas cerró ayer el mercado estadounidense de trigo. En efecto, las posiciones diciembre y marzo en la Bolsa de Chicago perdieron US$ 3,30 y 3,49, al quedar con ajustes de 331,80 y de 336,39 dólares por tonelada. En Kansas, diciembre se mantuvo estable, en 363,30 dólares, y el contrato marzo perdió US$ 0,28, al terminar la rueda con un valor de 361,83 dólares por tonelada.