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En el anuncio oficial  y la posterior instrumentación del nuevo régimen especial para ventas de soja estuvo ausente un jugador clave para determinar el éxito (o no) de la nueva apuesta del gobierno nacional destinada a intentar recomponer las reservas internacionales del Banco Central (BCRA). Se trata de los propietarios de campos agrícolas.

Más de la mitad de la superficie agrícola en la Argentina se produce en campos de terceros en el marco de contratos de arrendamientos agrícolas y, en menor medida, en contratos a porcentaje. En los primeros se determina un valor del alquiler medido en quintales de soja por hectárea, mientras que en los segundos se abona una proporción de la cosecha lograda. También existen múltiples variantes que pueden combinar ambas modalidades en diferentes proporciones.

En cualquier caso, la “moneda” que reciben los propietarios de campos –usualmente personas o familias que salieron del negocio agrícola y conservan ese activo como la principal fuente de sustento– son toneladas de soja, las cuales en algunos casos son conservadas por el empresario agrícola, durante un período de tiempo, a la espera de la decisión del propietario de venderlas para hacerse con el dinero.

Lo primero que van a querer saber los propietarios de campos con tenencias de soja por liquidar es saber si con los pesos recibidos, producto de la venta de soja en el marco del nuevo régimen, será posible adquirir dólares en el mercado bursátil (MEP) sin restricciones.

La cuestión es que esa aclaración no está contenida en el decreto que implementó el régimen (576/2022) y, por lo tanto, se requiere la publicación de una norma específica que determine si tal posibilidad va a estar habilitada o no.

Si tal posibilidad no es permitida, entonces la herramienta, en lo que respecta a las tenencias de soja en manos de propietarios, quedará supeditada a la “tentación” de recibir un precio en pesos sustancialmente superior para satisfacer consumos inmediatos, algo poco probable en los casos en los cuales ese sea el único ingreso familiar.