El secretario de Agricultura saliente, Juan José Bahillo, está firmando sus últimas resoluciones antes de dejar el puesto y regresar al llano. Cuando sus colaboradores le acercaron el texto de la Resolución 482/2023, publicada este miércoles en el Boletín Oficial, el entrerriano debe haber reconocido que algunas cosas se hicieron muy mal en su gestión. Es que la norma expone el total fracaso de una de las políticas anunciadas para contener el precio de la carne.
Veamos. En febrero de este año todo pintaba complicado por la sequía y Sergio Massa preparaba su lanzamiento como precandidato presidencial. El precio de la carne vacuna comenzó a preocupar al equipo económico, porque podía complicar esos planes electorales y se preanunciaba una fuerte corrección de los valores ganaderos, hasta ese momento muy atrasados.
En ese contexto, Massa, Bahillo y su director de Ganadería, José María Romero, anunciaron el lanzamiento de compensaciones a los productores que decidieron engordar su hacienda en feedlots: “A fin de morigerar los efectos de la sequía, los productores podrán acceder a subsidios por hasta el 40% del alimento necesario para la terminación de los animales en feedlot. Esto permitirá a los productores tener una mejor alternativa de terminación y engorde, y también recuperar el estado corporal de las vacas madres. Se estima un ingreso de 180.000 animales por mes, ingresando unos 5000 nuevos productores”, exageró Economía en ese momento.
Fue un estrepitoso fracaso ese operativo. Y la mejor prueba de ello es que a los mencionados 120 días la faena (y la oferta de carne) comenzó a caer, los precios de la hacienda se dispararon y con ello subieron también los precios de la carne vacuna en medio del proceso electoral que finalmente terminó con Javier Milei como presidente y con Sergio Massa como gran derrotado.
Fue increíble la improvisación de Romero y Bahillo para estructurar este programa de ayuda a los engordadores. Desde el vamos, los feedloteros avisaron que la adhesión iba a ser muy escasa y esto se demostró con una primera tanda de pago de las compensaciones prometidas: en la primera tanda de pagos se habían anotado solo 45 productores que cobraron solo 88 millones de pesos, menos del 0,5% del dinero que había asignado Agricultura a ese objetivo: 14.976 millones de pesos.
La explicación oficial, en ese momento, fue que eran solo los primeros anotados y que el número iba a crecer en los sucesivos pagos.
La Resolución firmada ahora por Bahillo, en el epílogo de su gestión, abona la última tanda de pagos pendientes en el contexto de este fallido programa: solo distribuyó 20,7 millones de pesos entre 10 empresas ganaderas que enviaron menos de 1.000 animales al engorde. Mil animales no es nada para un consumo local que faena mensualmente 1 millón de cabezas.
En fin, nada importante. Solo la intrascendencia.
Pero alguien debería sentir un poco de vergüenza y pedirnos disculpas a todos los argentinos por este tipo de desatinos.