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Con el comienzo de la siembra temprana de maíz a la vuelta de la esquina, todos los ojos están puestos en la cantidad de agua disponible teniendo en cuenta que se trata del tercer año consecutivo de Niña.

Dadas las actuales condiciones, el recurso almacenado en barbecho previo a la siembra es bajo y el porcentaje disponible en el perfil del suelo ha descendido en algunas zonas más de un 50%. Muchos productores apuestan por los híbridos de ese cultivo, que campaña tras campaña se han ido perfeccionando, pero aún con esa tecnología los especialistas aconsejan analizar atentamente los índices ambientales y ajustarlos en los casos en que sea necesario.

“Lo primero es entender el híbrido y lo segundo es entender el ambiente. Hoy hablamos mucho de chasis genético. Un híbrido es una combinación de mucha información previa, que busca una mejora genética. La famosa ganancia genética es aumentar los rendimientos promedios de una zona determinada por año. Pero con eso solo no alcanza. Tenemos que entender qué hacemos con ese híbrido. Nosotros logramos un hibrido rendidor y le asociamos biotecnología, pero hay que hacer una buena recomendación”, dijo a Bichos de Campo Ricardo Ollua, ingeniero agrónomo del área de Desarrollo de Nidera Semillas.

¿Eso significa que el hibrido puede no funcionar? No pero podría traducirse en una baja en su rendimiento.

“No le voy a sacar el jugo. Ahora bien, con una recomendación correcta o como decimos sobre un buen posicionamiento, la fórmula del éxito es mayor, hay más rentabilidad”, indicó Ollua.

Es allí donde entran en juego variables como las densidades de siembra y las fechas para iniciar la campaña, que dan lugar a los índices ambientales entendidos como el promedio de lo obtenido históricamente en un lote.

“Si yo voy bajando densidades bajo el nivel de plantas por hectárea e indirectamente lo que hago es darle más recursos, más agua y más nutrición a esas plantas. Eso es sinónimo de mayor estabilidad y se construye más rendimiento. Me genera un salto productivo”, afirmó el agrónomo.

“Otra herramienta es la fecha de siembra. No nos atemos a la siembra temprana. Algo muy bueno es diferir la fecha y ampliar la ventana de acumulación de agua en barbecho”, concluyó.