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La plataforma de 60.000 hectáreas de Liag es ideal para que el Grupo Don Mario despliegue el extraordinario potencial de un equipo que va mucho más allá de la creación fitogenética.

Argentina Año Verde: la vuelta a los orígenes en 40 años

Desde 2004, en Liag trabajan con aplicación variable de insumos. Lograron mejoras económicas en zonas de bajo potencial y aumento de productividad en zonas de alto potencial.

Héctor Huergo

La compra del paquete accionario de Liag Argentina, del grupo familiar australiano encabezado por John Kahlbetzer, por parte de la familia de Gerardo Bartolomé, dueña de la compañía de semillas Don Mario, es la operación agroindustrial del año, y seguramente la más importante de lo que va del siglo. Representa un verdadero “cisne negro”, en estos tiempos signados por las imágenes omnipresentes de la desazón, de los incendios en el Delta y las roturas de silobolsas.

Queda vida inteligente en la tierra argentina. Gerardo e hijos no se tiran a una pileta vacía. Tienen historia, y te la voy a contar.

Gerardo, su hermano Alejandro y un puñado de ex compañeros del colegio, hace unos 40 años se largaron a sembrar en un campito alquilado en Chacabuco. Les fue bien…

Te la hago corta. Hoy una de cada cinco hectáreas de soja en el mundo se siembran con genética GDM (Grupo Don Mario). Aunque a algunos no les parezca una buena metodología, a mí me gusta relatar estas historias a partir de mis propias vivencias. Creo que en este caso cobran particular relieve, ya van a ver.

Don Mario había encontrado su primer gran éxito en la semilla de soja, cuando la pegaron con su apuesta a los cultivares de grupo IV. La líder en aquel momento, Nidera, se había hecho fuerte con las variedades de grupo V y VI, más largas, que dominaban todo el panorama de la genética sojera. Tanto Nidera como Don Mario firmaron contratos tempranos con Monsanto por la tecnología RR. Pero mientras Nidera las introgresó en sus cultivares largos, Don Mario las puso en los de grupo IV.

Todo sucedió muy rápido. Don Mario tenía la combinación ideal: Grupo IV y RR. Nidera tenía un cañón muy potente y mantuvo el liderazgo, pero las variedades de Don Mario se ganaron un espacio importante. Penetraron, mientras Nidera se acomodaba al cambio genético.

Y ambas se convirtieron en las grandes competidoras en todos los rubros. Nidera, de la mano de la inolvidable dupla Eduardo Leguizamón/Francisco Firpo, introdujo la nueva generación de híbridos de maíz, de dos líneas y dentados. También trajeron los trigos Baguette, y los girasoles híbridos de Vázquez y Luciano.

Gerardo Bartolomé los seguía “a rueda”, en términos ciclísticos. Empezó a buscar genética francesa para trigo, y en maíz celebró una alianza con Golden Harvest, una de las más importantes fuentes de germoplasma del Medio Oeste de los EEUU. Esta alianza de Don Mario con Golden Harvest había generado una gran expectativa. Y aquí viene uno de los hitos que jalonan la historia de la empresa. Me tocó vivirlo.

Resulta que una tarde, en la redacción del diario, llega un cable de Reuters que da cuenta de la compra de Golden Harvest por parte de la suiza Syngenta, por entonces una de las tres o cuatro grandes compañías de insumos tecnológicos (semillas y agroquímicos). Una bomba.

Excitado por la noticia, lo llamo a Gerardo, que estaba en su bunker de Chacabuco. “Gerardo, te felicito, ahora sos socio de Syngenta”, le digo, creyendo que era una buena noticia.

“¿Qué?”, me responde Gerardo. No sabía nada del deal. “¿Podés mandarme el cable?”.

Se lo envié, dándome cuenta que no le gustaba nada lo que estaba ocurriendo. Era una era de fusiones y adquisiciones, no tan fuerte como la que sobrevendría veinte años después, pero se venía… Una hora después, Gerardo me llama y me dice: “Gracias Héctor, acabo de rescindir el contrato con Golden Harvest”. Entendí que esto les significaba mantener la independencia operativa y financiera. Querían seguir creciendo como Don Mario.

Unos años después, en el 2008, tuve la oportunidad de acompañar a su staff al corazón de los Cerrados, en Mato Grosso. Acababan de instalar su filial en el corazón sojero de mayor ritmo de expansión a nivel mundial. Coincidió con aquellos días de la 125. Estábamos online con lo que ocurría en la Argentina, pero la visión de ellos ya era el gran mundo de la soja.

Por eso no me extraña, aunque me conmueve, este nuevo salto al futuro de GDM. La plataforma de Liag, con sus 60.000 hectáreas en tres explotaciones en el NOA, la zona núcleo y el sur de Córdoba, es ideal para desplegar el extraordinario potencial de un equipo que va mucho más allá de la creación fitogenética.

Se mantendrá el management de una empresa de enorme reputación, bajo el liderazgo de Santiago Harriague. Innovadores, colonos del NOA con algodón bajo riego, manejo bajo el paradigma moderno del “siempre verde”, los cultivos de servicio, las buenas prácticas agrícolas, el compromiso ambiental y social, el desarrollo de la comunidad.

Para algunos de mirada corta, es “otra empresa que se va”. Para quienes conocemos un poco más el paño, esto es Argentina Año Verde.