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Ante la idea del Gobierno de crear una empresa nacional de alimentos, se destaca la trayectoria de la Asociación de Cooperativas Argentinas.

100 años de ACA: no fue magia

La planta de biocombustibles que la Asociación de Cooperativas Argentinas instaló en Villa María, Córdoba, es una referencia sobre agregado de valor en origen y sustentabilidad ambiental.

El centenario de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) se lleva merecidamente la nota de tapa de esta edición de Clarín Rural. Es un acontecimiento mayor, celebrado de la mejor manera: se hizo coincidir con las jornadas “A Campo Abierto”, una espectacular muestra de la paleta de productos y servicios que la entidad pone a disposición de sus asociados. Esta vez, en el semillero de la entidad en Pergamino.

Allí estuvimos, y abrevamos junto a centenares de productores que recorrieron ordenadamente las siete estaciones en las que se expusieron los avances en genética, nutrición de cultivos, manejo por ambientes, y entrenaron a los productores en la aplicación high tech desarrollada por ACA, que permite manejar los datos lote por lote.

Está en todas: desde la semilla y el fertilizante, hasta la logística para colocar la producción de estas pampas en todo el mundo. Pero vayamos por parte porque esto es demasiado grande.

Más de 50 mil productores nucleados en 150 cooperativas en once provincias, que dan origen a la mercadería que ACA coloca en todo el mundo (figura desde hace años entre las cinco principales exportadoras de granos y derivados de valor agregado). Cuenta para ello con cuatro puertos propios, el último recién terminado en Timbúes, que cae justo para responder a la reciente expansión de la cosecha de maíz y trigo.

Esto obligaba a una nueva logística y los directivos lo advirtieron a tiempo: se empezó a construir cuando la cosecha de trigo rondaba las 10 millones de toneladas, y la de maíz no llegaba a las 20. Ahora superamos las 20 de trigo y las 50 de maíz.

Pero también hace años que se ha enseñoreado una vocación por el valor agregado y la sustentabilidad. Lo hemos seguido de cerca. Quizá el evento de mayor impacto ha sido la construcción de la planta de etanol de maíz más grande del país (ACABio, en Villa María). Esta semana se cumplieron exactamente ocho años de su puesta en marcha. Recuerdo cuando visité el lugar a poco de iniciarse la construcción: ya estaba planificada la duplicación de la capacidad inicial, con un planteo “en espejo”, si se daban las condiciones.

Fue todo muy azaroso, con una política de biocombustibles sinuosa. Sin embargo, ACABio lanzó la ampliación y está pasando de 500.000 a 800.000 toneladas de maíz procesado por año. Esto significa también más alimento para tambos y feedlots de la zona, que aprovechan el subproducto de la elaboración de etanol de maíz (la “burlanda”). Parte de esta burlanda también se deshidrata y se exporta. Bioenergía y alimento. Una empresa de Villa María, que producía gas carbónico a partir del gas natural, ahora lo hace recuperando el CO2 que genera la fermentación del maíz. Soluciones elegantes, economía 360.

Hace pocos años, ACA también se lanzó a fabricar silobolsas. Levantó una planta en General Pico, La Pampa. Tiene también una planta de formulación de agroquímicos. Y frente a la necesidad de hacer algo para evitar el impacto ambiental de los envases (silobolsas y bidones) construyó una planta de reciclado en Cañada de Gómez. Las cooperativas se organizaron para recoger los envases vacíos y las bolsas usadas. Para ello, involucraron a las instituciones de cada localidad.

Hay una mística especial en toda la organización. Desde la conducción política, que se renueva cada dos años, hasta la línea gerencial y los más de 2 mil funcionarios de la empresa. El actual presidente es Rubén Borgogno, de la cooperativa Cotagro de General Cabrera (Córdoba). Productor de 800 hectáreas de maní, cuenta con un criadero de cerdos de mil madres en producción, listo para expandirse. Los presidentes anteriores también fueron productores innovadores y muy de punta: Claudio Soumoulou, apicultor y productor de hortalizas en hidroponía, Augusto González Alzaga, de la cooperativa de Carabelas, o el recordado Daniel Biga de la Cooperativa General Paz de Marcos Juárez.

Reflexión final: ahora el gobierno lanzó la idea de crear una empresa nacional de alimentos. Señores, aquí hay una que acaba de cumplir 100 años. No fue magia.