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Lluvias torrenciales en los últimos días causaron inundaciones en campos sembrados con soja en el noreste de Argentina, pero las pérdidas que generen tendrán poco impacto en la producción final del grano del país, donde la recolección comienza en marzo, dijeron el miércoles especialistas.

Partes de la provincia de Chaco recibieron entre 150 y 300 milímetros de agua entre el viernes y el sábado, anegando lotes y haciendo el tránsito por caminos rurales en estas zonas imposible.

El clima «ha sido particularmente duro en estas zonas, pero visto en términos de producción total del país, el efecto ha sido marginal», dijo a Reuters Germán Heinzenknecht, meteorólogo de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA).

La semana pasada la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) la semana pasada estimó la cosecha de soja 2019/20 de Argentina en 53,1 millones de toneladas.

«El pronóstico para los próximos 10 días es de condiciones muy secas sobre la mayoría del país, lo que ayudaría a las zonas mojadas secarse», dijo Isaac Hankes, un analista climático en Refinitiv Agriculture Research.

Según datos de Refinitiv, Chaco, ubicada en el noreste argentino, representa solo entre el 2% y 3% de la cosecha total de soja y maíz de Argentina, donde la producción se concentra en la pampa húmeda, ubicada en el centro y este del país.

Para Esteban Copati, jefe del área de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, en un contexto más amplio «esta última tormenta trajo más beneficios que problemas».

Al inicio de la campaña agrícola los agricultores de Argentina, el principal exportador mundial de aceite y harina de soja, estaban más preocupados por focos de sequía en distintas zonas productores. Sin embargo, a partir de diciembre las precipitaciones se normalizaron en el país.

«No es que las lluvias en Chaco no generaron pérdidas. Lo hicieron. Pero ese es un problema en una zona puntual», dijo Copati.

(Reporte de Hugh Bronstein; Traducido por Maximilian Heath; Editado por Juana Casas)