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La Mesa de Enlace nunca suele comenzar sus conferencias de prensa en horario. Lo usual es que , luego de hacer esperar a los periodistas media hora o más, sus dirigentes se larguen a hablar largo rato, más de la cuenta, aunque no tengan demasiadas cosas para decir. Este miércoles habían puesto la cita para las 14, y sorpresivamente a esa hora exacta Jorge Chemes, el presidente de CRA, comenzó a hablar para anunciar el final del paro agropecuario.

A las 14,10 la conferencia de prensa ya había terminado. y a los ruralistas no les quedaba casi nada por decir. Debe ser la primera vez que, tras una protesta de este estilo, el agro sale ganando. Horas antes, el gobierno finalmente había desactivado la medida que había originado esta protesta, el cierre sorpresivo de las exportaciones de maíz y la imposición luego de cupos. Y sin embargo, la cara de culo de los ruralistas indicaba que no se sentían ganadores ni nada parecido.

Y es que en esta nueva partida dentro del extenso conflicto entre el agro pampeano y el kirchnerismo el resultado habría salido empate. Todos perdieron parece.

“Hemos cumplido con el objetivo que nos habíamos planteado en esta medida de fuerza. Y a partir de este momento vamos a finalizar con el cese de comercialización que estaba en marcha. La verdad que es una medida que  no nos hubiera gustado llevar adelante, pero lamentablemente las circunstancias que nos planteó el gobierno nacional han hecho que nos sintamos empujados”, explicó Chemes.

“Ha quedado demostrado que fue un error y el error se ha levantado. Por eso a partir de ahora disponemos levantar el cese comercial y a partir de aquí buscar el mayor diálogo posible. Le vamos a pedir a Alberto Fernández tal cual lo hizo cuando fuimos a verlo como candidato y luego como presidente, que nos consulte cuando va a tomar una medida así”, completó a su lado, el titular de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina, que de todos modos no perdió la oportunidad de criticar las intervenciones del gobierno en los mercados para tratar de frenar la escalada de precios de los alimentos: “No creemos en el desacople de los precios internos/internacionales. No sabemos qué es”, ironizaba.

Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria, era el tercero en esta Mesa renga ante la falta de adhesión de Coninagro. Sostuvo que “falta diálogo, pero es importante que se reconsideren las medidas. Necesitamos hablar mucho más porque Argentina pasa un momento especial y el mundo en cuanto a alimentos pasa un momento especial que debemos aprovechar”, consideró.

En definitiva, la Mesa de Enlace anunció de ese modo cansino una victoria que no ha sido tal, y que por tanto no merecía ningún festejo. Íntimamente los dirigentes reconocen que el retroceso del gobierno poco y nada tuvo que ver con la medida de fuerza que comenzó el lunes y se debía extender hasta esta medianoche. El impacto del paro fue leve. El cese de comercialización, en ese lapso, se limitó a los granos y no abarcaba la hacienda, como en otras ocasiones. En los puertos cerealeros, se morigeró bastante el ingreso de camiones, pero lejos estuvo de cesar la actividad.

La escasez de controles de rutas, muy usual en otras protestas, sobre todo en el conflicto de 2008, fue otro dato singular de este paro medio enclenque que nadie conducía demasiado. Hubo solo cuatro o cinco puntos donde a desgano algunos productores autoconvocados hicieron “control de cargas”, en Armstrong, Bell Ville, Sinsacate y Pergamino. Esos grupos anunciaron que mantendrían su presencia hasta última hora, como estaba previsto y más allá de la opinión de los dirigentes nacionales.

Ni para terminar al unísono la protesta parecen los productores poder ponerse de acuerdo.

¿Fue el paro del campo el que logró que la Casa Rosada modificara su postura respecto del cierre del maíz? En realidad no parece ser real ese escenario, aunque algunos pocos dirigentes quieran verlo así. En realidad la decisión de suspender el cupo (que por cierto nunca se creó) de 30 mil toneladas se adoptó luego del rechazo unánime de toda la cadena agrícola, agrupada en torno al Consejo Agroindustrial Argentino (CAA). Les guste o no a muchos ruralistas, que sienten que así pierden protagonismo.

Más allá de que es bastante inorgánico, ese espacio incluye no solo a tres entidades de la Mesa de Enlace (CRA, Coninagro y Federación Agraria) sino a unas 50 cámaras de todo tipo y color, donde hay bolsas, exportadores, molinos, semilleros, acopiadores y algunas economías regionales. También a sectores que consumen maíz y que podrían haberse visto beneficiados con el cierre de las exportaciones, pero aún así lo rechazaron. Es el caso de la industria avícola.

Esa unidad en el rechazo a la intervención en el mercado de maíz fue la que le dobló la muñeca  a un gobierno que también aparece bastante maltrecho, como la Mesa de Enlace. Más bien, el oficialismo aparece dividido entre funcionarios que ven a los productores como los enemigos a vencer desde aquel conflicto de 2008, y por otros sectores más moderados que son los que han venido buscando conciliar con el CAA una política más integral para el agro, que hasta pueda propiciar un crecimiento de las exportaciones. Unos las cierras y otros quieren aumentarlas. Es esquizofrénico.

En ese último grupo militan -a esta altura queda claro- los ministros Martín Guzmán y Matías Kulfas, que vienen manteniendo reuniones con el CAA desde el año pasado y que el martes enviaron emisarios para monitorear la negociación que el titular de Agricultura, Luis Basterra, reabrió con el CAA. Allí, aunque ellos no lo reconozcan, había también representantes de la producción primaria buscando una salida. Por caso, el vicepresidente de Coninagro, Elbio Laucirica, que aunque no estuvo en el paro integra la Mesa de Enlace. También participó como veedor Dardo Chiesa, ex presidente de CRA, ahora a cargo de la coordinación de la Mesa de las Carnes.

Basterra tampoco salió ganando de este episodio. Por el contrario, en la interna oficial quedó bastante lastimado. Jugó primero al lado de las posiciones más intervencionistas dentro del gobierno (de hecho, el cierre de las exportaciones es un resorte de su cartera) y luego habilitó una negociación paralela a través del Consejo en la que no le quedó más remedio que retroceder. Primero con al cierre de las exportaciones. Y después con la imposición de un cupo de 30 mil toneladas diarias.

Como los ruralistas, Basterra también intentó disfrazar como una victoria su rotundo fracaso.

“Tal como nos comprometimos, estos encuentros nos permiten continuar avanzando en compatibilizar los intereses privados con la necesidad del Estado de garantizar los bienes esenciales en todo el territorio nacional”, destacó Basterra, que en todo momento acusó a los dirigentes de la Mesa de Enlace de ser la que no quería conciliar posiciones con el gobierno.

Malo vos. No, malo vos. Al dar por terminado el paro los ruralistas pidieron al gobierno que comience a ver a los productores como aliados y no como enemigos.

El cierre de las exportaciones de maíz se conoció sorpresivamente el 30 de diciembre. Casi 15 días después se levantó. En el medio los argentinos tuvimos los peores recuerdos del conflicto de 2008 en el que algunos creen todavía que ganaron, pero en el que todos perdimos.