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Excelente calidad, color, fruta y estructura son algunas de las cualidades que lograron los vinos tintos. Buena acidez y excelente potencial aromático es lo que caracteriza a los blancos de la añada 2020. Así lo resume Silvio Alberto, gerente de Agronomía y Enología de Bodegas Bianchi, quien detalló para iProfesional las características principales de la vendimia que está concluyendo y que exigió, según relató, estar arriba de los detalles, mucho trabajo en equipo, logística aceitada y una buena adaptación a los nuevos desafíos.

«Bodegas Bianchi posee viñedos en dos oasis productivos muy importantes, en San Rafael y en Los Chacayes, Valle de Uco. En ambos oasis, la cosecha la calificamos como excepcional. El factor en común fue el adelantamiento de la madurez. Tanto en uvas blancas como en variedades tintas, la fecha de maduración se adelantó entre los 15 a 20 días. Esto, debido a las altas temperaturas, que fueron elevadas durante los meses de enero y febrero. Por otro lado, el adelantamiento de la cosecha también pudo haberse visto influenciado por los efectos que tuvo una helada tardía en el mes de agosto, que motivaron la disminución de la producción. Esto, sumado a la escases de agua, fueron factores importantes en cuanto al adelantamiento de la cosecha», explicó Alberto.

«Claramente estábamos frente a un cambio de paradigma, un cambio frente a todo lo que veníamos trayendo como estadísticas en cada vendimia. Sabíamos que iba a ser una cosecha en donde todo se iba a adelantar. Por eso, el factor logístico, el trabajo en equipo y el estar atento al día a día de la evolución de las uvas, permitió que cosecháramos con una excelente calidad, con un grado de madurez excepcional, en donde el color, la fruta y estructura son las principales características», apuntó.
-¿Y cómo manejaron los trabajos agronómicos en los viñedos?

-Fue clave evaluar el ritmo de crecimiento del brote para poder estar atentos a evidencias de falta de agua de manera de lograr canopias completas y con un muy buen desarrollo. Además, anticipándonos a un verano caliente y seco, adelantamos todas las estrategias de deshojes y su intensidad, siendo menor que en un año normal, y así preparar los racimos para situaciones más extremas de exposición al sol, evitando que las bayas se quemaran y evitando también la pérdida de aromas. Este manejo permitió, además, junto con menor rendimiento por planta, lograr una madurez polifenólica más rápida, lográndose una mayor concentración de taninos, color y una mayor expresión aromática en menor tiempo, dando lugar a cosechas más tempranas, como fue este caso.

El año seco también facilitó fuertemente las estrategias fitosanitarias, lográndose, con estas características del año, una sanidad excelente, con muy poca cantidad utilizada de productos químicos. El trabajo en equipo, analizando las curvas de maduración día tras día, nos permitió ir visualizando los adelantos en la maduración, lo que nos permitió planificar la cosecha de una forma espectacular y muy eficiente. Fue el año de estar arriba de los detalles, del trabajo en equipo, de la logística aceitada, de entender los cambios en las técnicas y protocolos de elaboración, en fin: un año en el que hubo que adaptarse a nuevos desafíos.
-¿Qué destacarías de la calidad lograda en las variedades tintas y cómo crees que impactará esto en el estilo de los vinos?

-La cosecha 2020 pasará a la historia por muchas cosas. Desde nuestra experiencia vivida podemos decir que es algo inimaginable desde lo teórico: los libros quedaron relegados frente a la realidad y a la sabiduría de la naturaleza. Nuestro temor era que el adelantamiento en las fechas de cosecha nos diera vinos tánicos, sin color, astringentes, con aromas verdes y sin complejidad. Pero, por el contrario, nos encontramos con vinos tintos con una sobresaliente concentración de color, con taninos dulces y maduros, tanto en las líneas productivas como en los vinos íconos. ¡Y con una calidad sorprendente! Adaptamos protocolos de elaboración de manera de disminuir los tiempos de maceración, privilegiando la fruta que nos estaba entregando la uva, con valores de acidez un poco menos elevada, lógicamente, lo que nos llevó a buscar el balance justo y preciso entre la concentración de azúcar, alcohol a producir y acidez, favoreciéndose la corrección de acidez con ácido tartárico al momento del encubado. Una gran experiencia que vivimos fue cuando estábamos degustando todos los vinos tintos descubados, ¿y qué sucedió? No podíamos creer la concentración que tenían los vinos tintos. Parecía que provenían de viñedos a los cuales se les habían practicado a todos raleos de racimos y técnicas de deshojes y, en bodega, parecía que se les hubiera hecho sangrías tendientes a lograr más concentración. Pero no se hizo nada de eso. Por eso digo que estamos frente a una gran añada para todos los segmentos.

-¿Es decir que el estilo no cambiará?

-El estilo no cambiará, por un lado, porque la planta es sabia, nos enseñó a que no debemos ser rígidos en nuestro pensamiento, en la aplicación de técnicas; debemos leer la planta e interpretar el mensaje. Este año, como dije anteriormente, el estar atento a la evolución de la madurez fue algo que nos permitió accionar y comprender un año de características particulares. Además, mas que nunca debemos comprender el concepto de equilibrio entre alcohol, acidez y concentración de los vinos; ahí está la magia para producir vinos con un alto nivel de chupabilidad, como me gusta decir a mí.
-¿Qué vinos tintos cosecha 2020 podremos imaginar tanto para los jóvenes como los de guarda?

-Para los vinos jóvenes pienso que podemos imaginar vinos con una muy buena expresión de color, muy atractivos, con un gran potencial aromáticos y taninos muy agradables y por supuesto, vinos bebibles. Para el caso de los vinos de guarda, entiendo que serán vinos de una gran concentración en donde el manejo del equilibrio alcohol-acidez será muy importante, pero con una concentración de colores increíble, taninos dulces y una frescura destacable, no serán como en otro años cálidos que hemos vivido, donde la industria en general sufrió por vinos concentrados al tal punto que se hacían intomables. Al contrario, por ese cambio en los protocolos hemos logrado el efecto inverso: vinos con estructura capaz de soportar una muy buena guarda pero con delicadez y frescura.
-¿Qué cepas tintas destacarías este año?

-Particularmente destacaría Cabernet Franc, Malbec y Syrah, estos son mis favoritos, pero el cabernet Sauvignon y el Merlot están muy buenos también.
-¿Y cómo les fue a las variedades blancas?

-En general, con las variedades blancas nos fue muy bien porque estuvimos muy atentos a esa evolución rápida de la madurez. En particular, nosotros elaboramos fundamentalmente Chardonnay, Viognier, Moscato Bianco y Torrontés. Para el caso de los bases espumantes tuvimos una cosecha también de alrededor de 15 días de adelanto, pero logramos uvas con una muy buena acidez y un potencial aromático destacable. Con los vinos tranquilos trabajamos con cosechas diferenciales de manera de preservar acidez natural y, por otro lado, la expresión de fruta.
-¿Qué cepas se destacaron este año?

-En el caso del chardonnay de alta gama, realmente logramos desde el manejo del viñedo hasta la cosecha un trabajo impecable. Hoy el vino está terminando de fermentar en barricas de roble francés nuevo, en el cual podemos apreciar la fruta fresca y por supuesto, la potencia que tiene. También destacaría otras variedades como Viognier, Chenin Blanc y Torrontés.