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La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) dio a conocer su informe sobre la actividad del sector durante el primer semestre de 2021. Luego de la baja durante el 2020, el valor de los campos tendió a una estabilidad, más firme en aquellos de aptitud agrícola, inclusive con ligera suba en los de mayor calidad. «El incremento del precio de los commodities ha provocado este cambio de tendencia».

En ese sentido, desde CAIR describieron que los campos de mejor calidad atraen a diversos compradores interesados en adquirirlos. Además, creció el número de inversores con ofertas menos agresivas en comparación con el último semestre de 2020.

Creció la demanda de campos para alquilar traccionada por los precios internacionales.

En cuanto al tipo de campos, la demanda estuvo más concentrada en aquellos con aptitudes agrícolas -en el rango de inversión de hasta US$ 3.000.000-, mientras que el interés por los ganaderos ha decrecido. En los primeros seis meses de este año continuó la tendencia de la aparición de nuevos campos, cuyos vendedores «los ofrecen por cuestiones familiares y, en menor medida, para irse del país», destacan desde CAIR.
Alquileres firmes

En cuanto a los alquileres, la demanda del primer semestre estuvo firme. Los campos agrícolas se alquilaron rápidamente, con un incremento del 10% en el precio pagado en producto (quintales de soja).

Los campos ganaderos también tuvieron demanda sostenida, concentrada en la región pampeana y San Luis, donde los mejores campos tuvieron subas de hasta el 10 por ciento en kilo de carne. En el resto del país, se mantuvieron los valores del 2020, con menor demanda.

Desde CAIR indican que «el incremento del precio de granos y carne, sumado a que la producción se financia en pesos, repercutió en un aumento de inversores en la actividad, que provocó alta demanda de campos para alquilar, mejorando las condiciones para el propietario. Este factor actuó como amortiguador de la baja».

La cámara considera que «el cierre en las exportaciones de carnes aún no ha afectado en forma directa el valor de los campos ganaderos. El escenario político-económico no ha mejorado y la incertidumbre continúa siendo el factor dominante que frena las decisiones de compra por parte de nuevos actores. A esto se suma un año electoral, que provoca mayor sensibilidad en la economía».