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El Ministerio de Desarrollo Productivo –liderado por Matías Kulfas– nuevamente volvió a marginar al sector agropecuario al diseñar herramientas de políticas públicas orientadas al sector empresario.

Hoy jueves, por medio de la resolución 20/2021, se lanzó el “Programa de Apoyo a la Competitividad para Micros, Pequeñas y Medianas Empresas” que, gracias al financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dispone de un presupuesto total de 1860 millones de pesos.

El programa permite a las Pymes –hasta la denominada categoría tramo I– acceder a un aporte no reembolsable de hasta 1,50 millones de pesos, el cual puede emplearse en un 70% para contratar servicios de asistencia técnica orientados a mejorar la eficiencia, mientras que esa proporción es de un 80% si la mejora comprende cuestiones ambientales. Para las compras de bienes de capital asociadas a los procesos de mejora, es posible destinar hasta un 30% del subsidio sin considerar el IVA (el impuesto debe ser abonado por la Pyme).

Entre las mejoras contempladas por el programa se incluyen la implementación de tecnologías de la información y las comunicaciones, certificaciones ambientales (tomando como referencia la norma ISO 14.001) y de gestión de calidad (ISO 9001, BPM, etcétera), desarrollos comerciales y planes de adecuación y sistemas de tratamiento de gestión de efluentes, entre otros.

Sin embargo, el programa especifica que para seleccionar proyectos en el rubro agropecuario las únicas actividades elegibles son la producción de semillas, lana, avicultura (pollos y huevos), apicultura y tambos ovinos o caprinos.

Entre las actividades que, si no se hubiesen implementado restricciones, podrían haber aprovechado el programa se incluyen los tambos bovinos, especialmente los localizados en la provincia de Buenos Aires, dado que, según lo determinado por la resolución 267/20 de la Autoridad del Agua (ADA), deben realizar adecuaciones para gestionar el uso agronómico de purines.

En el ámbito agrícola existen grandes desafíos en lo que respecta a la gestión de envases vacíos de fitosanitarios (regulado por la Ley Nº 27.279) y a las aplicaciones realizadas en zonas periurbanas, en las cuales es posible implementar pulverizadoras que cuentan con una estación meteorológica incorporada para determinar en tiempo real si las condiciones de la aplicación en curso son las adecuadas.

En el sector ganadero existen muchas iniciativas para realizar un manejo mucho más certero de los rodeos a través de sistemas de identificación individual que operan en plataformas digitales, además de promover avances en la comercialización a través de sistemas de trazabilidad montados sobre tecnología blockchain.

Sin embargo, nada de eso resulta relevante para los encargados de diseñar políticas públicas del Ministerio de Desarrollo Productivo.