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El reciente informe de la Cámara Argentina de Feedlot fue contundente respecto del impacto del precio del maíz en el engorde a corral. Los datos indican que por animal que envían a la faena ese tipo de establecimientos, el margen bruto es negativo en 2.500 pesos. El mes anterior habían indicado un resultado positivo de 800 pesos por cabeza luego de varios meses con resultados negativo.

¿Qué pasó? La suba del valor del ganado que venden a los frigoríficos no alcanza para compensar las subas del ternero de cría y sobre todo la del maíz. Incluso hay quienes dicen que esa pérdida de 2.500 pesos antes de cargarle el costo financiero se quedó corta a la luz de las nuevas cotizaciones del cereal. El año pasado, la tonelada de maíz para el consumo local cotizaba a unos 8.000 pesos y ahora se consigue solo pagando más de 20.000.

Con respecto al otro insumo clave de los engordes a corral, que es el ternero de cría, la suba también fue de entre 100 y 110% en forma interanual, debido a que todos los que se desprenden de hacienda también lo hacen de los pesos que cobran reponiendo ganado.

También los feedloteros están en eso, y el efecto es que por cada animal terminado que venden compran 1,6 para engordar, según la estadística de la cámara que los representa.

Pero el dolor de cabeza de estos días es el maíz, que en Chicago llegó a los 300 dólares por toneladas y que en nuestro país se vende a 23.000 pesos en forma disponible. “Es un precio imposible para el engorde a corral”, dijo un importante operador.

Lo preocupante es que esto se da en un escenario de alto precios del ganado que se vende a los frigoríficos. Los precios actuales de novillos, novillitos y vaquillonas son 100% superiores a los que había un año atrás.

La mejora en los precios del ganado tuvo que ver en los primeros meses de la pandemia y con los cambios en el gasto que hizo un consumidor que apostó a estar bien alimentado. Luego esa tendencia se combinó con una reducción en la faena. En efecto en abril las ventas a frigoríficos cayeron cerca de 10%.

La apuesta de los engordadores parece ser patear la pelota hacia adelante, con la expectativa puesta de que siga aumentando el precio del gordo. Es decir que el producto que ellos venden se logre alinear con los costos.

Las cuentas dan muy mal pero nadie quiere quedar calzado en pesos. Por eso salen a reponer al punto tal que el nivel de ocupación de los feedlot, a pesar de las pérdidas, es muy similar al que tenían en mayo del año pasado.