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José Maulión es productor agropecuario de Maciel, en el departamento San Jerónimo, Santa Fe. Hace poco más de un mes le rompieron una silobolsa con soja, sin intención de robar, sólo por romper. Por fortuna, como ese día no llovía, tuvieron la chance de juntar la mayor parte de los granos derramados y evitar pérdidas mayores. De todos modos, no fue grayuita la joda: tuvieron que resignar un día entero de cosecha y en el piso quedaron dos toneladas de porotos que no pudieron levantar. Son cerca de 25 mil pesos.

El caso de Maulión es muy interesante para entender todo lo que se pone en juego cuando se produce uno de estos ataques. El productor accedió a contarlo a Bichos de Campo para que se tome dimensión de que este tipo de ataques, que han proliferado estas últimas semanas, resultan sumamente injustos para el productor, que la mayoría de las veces guarda el grano no para especular sino porque no le queda más remedio o porque ese grano es su capital de trabajo.

Para colmo, Maulión no cuenta con campos propio y lejos está de ser un poderosos estanciero. “Nosotros alquilamos el 100% de las hectáreas y sembramos trigo, soja y maíz. Hace muchos años que hacemos esto. Mi papá está hace 40 años y yo soy segunda generación”, declaró el productor.

Maulión explicó que hace años que usan el silobolsa como medio de acopio propio. “Nunca tuvimos la posibilidad de acceder a una planta de silo que nos permitiera hacerlo de modo seguro”, afirmó. De hecho, para los arrendatarios acceder a instalaciones fijas no es posible, pues no tendrían dónde ponerlas. Un 70% de la agricultura pampeana es ejecutada mediante este tipo de contratos.

-¿Fue la primera vez que les rompen un silobolsa?

-No. Anteriormente hemos tenido otros episodios, generalmente roturas menores para robar algunas toneladas, nunca nada grande. Pero en este último caso, fue una rotura del silobolsa completo para provocar el derrame del grano- manifestó con pesar.

Mirá la entrevista completa a José Maulión:

“Este bolsón no estaba muy programado. Se terminó haciendo por el momento en que nos encontrábamos, que era el de cosecha en plena pandemia. Pese a que nosotros podíamos trabajar, había mucha incertidumbre porque muchos camiones no querían ir a puerto, y había contratos pre establecidos que había que cumplir. Entonces nos encontramos en el apuro de hacer bolsones que no teníamos pensado hacer”, relató Maulión.

El productor remarcó que el silobolsa no estaba muy alejado de un camino principal. “Inclusive está muy cerca de donde yo vivo. Por eso digo que este caso fue muy puntual”, destacó, y declaró que en el silobolsa había 180 toneladas que habían sido cosechadas apenas 10 días antes.

-¿Es fácil tajear un bolsón?

-Es muy sencillo. Es de un material plástico, que cuando se confecciona tiene un cierto estiramiento máximo. Con cualquier elemento filoso, no necesariamente un cuchillo, sino con un alambre o una llave que tenga cierto filo ya se puede cortar, y lo puede hacer cualquier persona- respondió el productor santafesino.

El daño que se genera por romper un silobolsa es grande, especialmente en el caso de Maulión, que alquila y que tenía ese grano para saldar compromisos prefijados.

-¿Qué sucedió con ese contrato?

-En primer lugar no pude cumplir el compromiso por el cual se hizo el bolsón, que era poder cumplir entregas en puerto, ya que no había cupos ni camiones. Entonces teníamos que cargarlos y destinarlos a un acopio. Ya ahí se perdió el objetivo. Y además, tuvimos que parar un día de cosecha para levantar la mercadería, para evitar que quede a la intemperie y correr el riesgo de que llueva. Por fortuna pudimos levantarla y no llovió- describió.

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Además del tiempo, fueron dos toneladas de soja las que no se pudieron juntar del piso, pero también hubo costos extra que no tenía pensado asumir. “Todo el costo operativo que va por detrás cuando tenés que hacerlo fuera de tiempo o cuando no estabas preparado. Siempre hay que asumir más costos”, dijo.

La mirada del productor acerca de este episodio se divide en dos visiones: “Por un lado la percepción de la sociedad, que muchas veces cree y piensa que nosotros almacenamos el grano para especular. Pero el grueso para una persona que alquila campo es el de afrontar costos de insumos y alquileres, los cuales, en nuestro caso, se pagan durante todo el año, de corrido, con lo cual uno debe conservar el grano para tener el valor asegurado”.

“Después hay una gran falencia en la sociedad. Hay sectores que no pueden resolver sus broncas si no es haciendo daño, y descargan con eso”, opinó.

De cualquier modo, más allá de las justificaciones que pudieran existir, lo que le pasó a Maulión y a otros productores no deja de ser un delito, porque implica un ataque a una propiedad privada. Pero en esta caso, como en la inmensa mayoría, todo terminó en la impunidad.

“En otras oportunidades hice denuncias policiales pero no se actuó. En este último caso, lamentablemente terminé naturalizándolo y no hice la denuncia. Y para peor, el que hizo esto rompió la cuarentena, con lo cual es una combinación de actitudes que no deberían darse”, concluyó el productor damnificado.