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Fernando Vilella es un prolífico docente de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba). Fue decano de dicha institución y creó allí la primera cátedra de Agronegocios, pero ahora prefiere enfocarse hacia la Bioeconomía. Este viraje no es solo de nombres. Vilella, que es uno de los mayores pensadores dentro del sector agropecuario local, está revisando los conceptos que él mismo ayudó a acuñar. Está revisando su propia ideología.

Desde hace siete años el académico organiza un seminario llamado “Del sur al mundo”. La semana pasada esa cita se volvió a concretar, claro que esta vez de modo virtual. Bajo el lema “Del sur al mundo 2030, analizado desde la pandemia de 2020”, convocó a distintos referentes de los más diversos rubros agropecuarios, más analistas y economistas.

A Fernando lo motiva pensar en el futuro y se define como “un optimista”, a pesar de que ni la Argentina ni su sector agropecuario hayan evolucionado ni expresado el potencial que él mismo sabe que tienen. “Yo creo que la Argentina tiene una chance en base a ser una de las superficies fotosintéticas más amplias del planeta. Pero tenemos que dejar de producir y exportar alimento para animales y pasar a producir alimento para humanos”, definió en una larga charla con Bichos de Campo.

Aquí la entrevista completa con Fernando Vilella:

-¿Por qué decís esto, que exportamos alimento para animales?- preguntó Bichos de Campo.

-Porque los productos que exportamos no son de consumo directo por los humanos. Salvo el trigo, la soja y el maíz van a otros países para que estos lo transformen luego en carne y se alimenten de eso. Argentina exporta dos tercios del maíz producido como grano y el 90% de la soja como harina, para que otros la integren.

-¿Hacés, con esto, una revisión de los conceptos acuñados por el ‘agronegocio’ local? Porque aquí siempre se dijo que exportar granos estaba bien porque ya tienen un montón de valor agregado.

-Eso es verdad, cada grano tiene un montón de trabajo en investigación y desarrollo, pero la carne tiene todavía más valor agregado.

Según Vilella, la Argentina debe revisar su modelo de desarrollo agropecuario para intentar agregar valor y obtener un mejor precio por sus exportaciones de base agropecuaria. Eso debería servir para generar aquí trabajo y riqueza. “Existen sectores muy dinámicos en el mundo, que están pensando en todo el diseño de los productos. Vale más el marketing y el envase que el producto primario”, explicó.

En una revisión de ideas pocas veces vista entre quienes piensan y discuten sobre agro, el ex decano de la Fauba añadió: “Después está el otro cuento, del que yo me siento responsable, que habla de que producimos alimento para 400 millones de personas. Eso es mentira. Eso salió de multiplicar los granos que producimos por su contenido calórico y dividirlo por los requerimientos de una persona. Pero la verdad es que nadie consume esos granos directamente, con lo cual ese argumento es falaz”, desmitificó.

-Estás rompiendo varios leitmotiv de la agroindustria con esta definición. Pareciera que están buscando sintetizar estas ideas tan arraigadas con las de otros que han criticado la exportación de materias primas y que prefieren hablar de la “seguridad alimentaria”.

-Yo creo que hay que una posibilidad de integrar todos estos conceptos a través de la Bioeconomía, agregándole valor a la biomasa y haciendo un salto cualitativo en este sentido. Por ejemplo, se puede hacer hasta casas con paja de trigo como aislante, entre tantas cosas.

Según esta lectura, “la realidad es que si duplicamos la producción de granos en el país (y seguimos exportando solo esta materia prima), el impacto por habitante en el PBI es de 1.000 dólares, que no es tanto. En cambio si transformás eso y vendés el producto final, es mucho mejor para el país”, sostuvo el agrónomo.

Y abundó: “La Argentina tiene un problema estructural de déficit, que si no triplicamos las exportaciones no se soluciona. Mientrás no resolvamos la generación de dólares genuinos, no saldremos adelante. Y la capacidad fotosintética de la Argentina debe ser la solución. Es la ‘vaca viva’, a diferencia de la ‘vaca muerta’”, definió Vilella, que sobre el final de la charla lamentó que en el gobierno muy pocos se animen a discutir estos conceptos y finalmente el modelo de desarrollo del país.