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Pablo Artigas Herrera tiene 20 años de experiencia en apicultura y no sólo por estos lares sino también en Europa y América del Norte. Además, sabe de gastronomía y esos conocimientos han sido claves al momento de armar todo lo que ofrece Mieles del Este, una cooperativa ubicada en Maldonado, Uruguay, que para que el Covid no los pasara por encima ideó formas de llegar a su cliente y sacar nuevos productos.

“La cooperativa tiene 8 integrantes y surge del proceso de trabajo que veníamos haciendo pero de una manera informal, así que con el paso del tiempo y desarrollo de los productos nos vimos en la necesidad de formalizarnos, lo cual ocurrió hace tres meses”.

Mieles del Este nació en el departamento de Maldonado (donde se ubica Punta del Este) y desde el inicio fue pensado como un proyecto cooperativo de pequeños productores rurales de las zonas de Garzón, Aiguá y San Ignacio, aunque también hay un productor de granos en Lavalleja. Contaron con el apoyo del Instituto Nacional de Cooperativismo de Uruguay para formalizarse y recibieron asistencia técnica, asesoramiento en imagen y en comercialización de productos.

“Nos basamos en la permapicultura, es decir que las abejas llegan solas a los cajones y crecen naturalmente con lo que el entorno les da y esperamos el tiempo necesario para cosechar”, detalla Pablo. “Así, tenemos abejas saludables que no necesitan ningún tipo de medicamentos ni nutrición artificial; los apiarios están ubicados en zonas de monte nativo donde casi no hay intervención humana”.

En cuanto a sus cifras anuales de producción, son las siguientes: Miel, entre 5 y 9 toneladas; harina, 10 toneladas blanca e integral; camarones 3 toneladas. Es que dentro de la cooperativa también hay un productor de granos con su propio molino y pescadores, un alfarero que hace vasijas y una elaboradora de productos final como tartas, chocolates y conservas.

“Tenemos los tipos de miel diferenciados por zonas geográficas y apuntamos a que el monte nativo sea lo que identifica la línea Mieles del Este. Nuestra miel es como ´nublada´ y esto, lejos de ser un problema, se debe a que tiene un alto contenido de polen, lo que indica un valor nutritivo mayor. También acabamos de lanzar Miel Cruda, una nueva línea de miel multifloral y más económica, y estamos iniciando la certificación agroecológica ya que llevamos tres años trabajando a conciencia en este aspecto”.

Los clientes de Mieles del Este son los principales restaurantes de la zona junto con una serie de negocios gourmet. Están pensando en tener presencia, también, en comercios de mayor porte. Otro proyecto que tienen en mente es arrancar una iniciativa de turismo rural.

Ante la pregunta de cómo los afectó el Covid, Pablo dice: “En la venta en general no lo notamos porque no le vendemos directamente al público y logramos utilizar con nuestros aliados comerciales todas las opciones disponibles y creo que lo aprovechamos bien, llegando a la puerta de nuestros clientes habituales y nuevos”, detalla.

“Además, en lugar de quedarnos quietos, sacamos productos nuevos y ampliamos el mercado, como por ejemplo con la Miel Chúcara, una miel envejecida en roble por donde pasó cerveza”.

“Luego tenemos mieles infusionadas con huaco, mieles picantes, mieles con cúrcuma y jengibre que producimos nosotros y a la vez, una miel genérica y masiva, que no se procesa ni se filtra, ni se calienta y tiene un precio razonable. La última novedad es un untable de miel, oliva y chocolate, que promete muy bien”.