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El título de esta nota no sería tal si no hubiera antecedentes muy cercanos sobre el voraz apetito que muestran las diferentes corrientes políticas que acceden al gobierno para ocupar rápidamente con militantes propios los puestos en el Estado, aún cuando estos correspondan a áreas técnicas de la gestión. Sucedió de nuevo en los últimos días en el Ministerio de Agricultura, donde fueron desplazados dos funcionarios de carrera. La mejor explicación que recibió Bichos de Campo sobre esos cambios fue que había que “peronizar” dos sectores claves del organismo: al Instituto Nacional de Semillas (INASE) y la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia).

¿Qué significa “peronizar”? Con claridad se apunta a colocar gente que adscribe políticamente al nuevo gobierno de Alberto Fernández -y sobre todo de Cristina Kirchner-, recuperando la conducción política sobre organismos técnicos del Estado que habían caído en manos de los “neoliberales” de Cambiemos. Pero esta situación no corre para estos casos descriptos, pues los funcionarios removidos venían desempeñándose en el cargo desde antes de la asunción de Mauricio Macri a fines de 2015. Fueron nombrados por la propia Cristina.

Uno de los casos es el de Raimundo Lavignolle, ahora ex presidente del INASE. El decreto 489, publicado este martes en el Boletín Oficial, confirmó su alejamiento del cargo al designar un nuevo presidente. Se trata del ingeniero agrónomo Joaquín Manuel Serrano. Se trata de un profesional que no tiene ningún vínculo laboral previo con el sector con el que debe lidiar, la industria semillera. Se trata más bien de un técnico especializado en agroecología en áreas periurbanas, formado en la Universidad Nacional de Río Cuarto y domiciliado en Firmat.

El Instituto Nacional de Semillas es uno de los organismos autárquicos que dependen de la estructura del Ministerio de Agricultura. Su rol es esencial en el control del mercado de semillas, ya que administra el Registro de Variedades (y la propiedad intelectual sobre esas variedades). Uno de los temas más controversiales en materia de política agropecuaria es el reclamos de las empresas de ese sector por la falta de un marco legal adecuado que preserve los derechos de los obtentores, que son quienes desarrollan nuevas tecnologías o variedades de semillas. La actualización de la Ley de Semillas vigentes desde 1972 es uno de los grandes temas pendientes en el Congreso.

Lavignolle había sido designado en el INASE en noviembre de 2013, es decir durante la gestión de Cristina Kirchner. Y en enero de 2016 fue confirmado en el cargo por la gestión macrista. Durante su gestión no abandonó nunca el bajo perfil.

Hace unos días, en declaraciones al diario La Nación, el presidente de la Asociación Semilleros Argentinso (ASA), Alfredo Paseyro, había reclamando la designación del presidente del INASE. “La falta de firma de la autoridad no es la mejor situación. Hay actos administrativos que requieren y lo necesitan. Esto retrasa la actividad del sector. Venimos hablando por la regularización con el ministro Luis Basterra “, señaló.

Hay un segundo funcionario técnico que fue removido en las últimas horas por Luis Basterra y Diana Guillen, su jefa de Gabinete, quien talla cada vez más en la conformación de los equipos de trabajo en la cartera y responde políticamente directamente al kirchnerismo. Se trata del Director Nacional de Biotecnología, Martín Lema. Ese profesional, bastante reconocido en el país y el mundo, se enteró que iba a ser desplazado luego de convocar a la primera reunión del año de la Comisión Nacional de Biotecnología del año. La idea era retomar la agenda de trabajo, que se había interrumpido primero por el cambio de gobierno y luego por la irrupción del coronavirus.

Lema presidía la Conabia, que es nada más y nada menos que el área técnica del Estado donde se aplican los marcos normativos para la desregulación y liberación al mercado de nuevos eventos transgénicos o fruto de la ingeniería genética. Además, como director de Biotecnología, tenía a su cargo la promoción de dos áreas novedosas del negocio agropecuario: los biomateriales y los bioinsumos.

En su caso, Lema es empleado del Ministerio de Agricultura desde hace más de una década y accedió al cargo de director en 2015, también en tiempos del kichenrismo. Sería reemplazado por una técnica del INTA llamada Diana Lewi, que participó del desarrollo de un algodón transgénico resistentes al picudo. Fuentes de la industria semillera dijeron a Bichos de Campo que Lewi sería casi una figura decorativa. “No te precupes, que la vamos a manejar de arriba”, le respondieron desde Agricultura cuando consultaron sobre los pergaminos de la posible nueva directora. Esta designación todavía no fue oficializada.

Hay que reconocer un buen rasgo de la gestión de Cambiemos en Agricultura, tanto en cabeza de Ricardo Buryaile como de Luis Miguel Etchevehere: en general se respetó la trayectoria de estos y otros funcionarios técnicos. Ahora parecería que no sucederá lo mismo y el viejo edificio de Paseo Colón de a poco se “peroniza”.