Seleccionar página

Será este miércoles en Venado Tuerto en modo virtual.

Todos los años quedan tirados en los campos unas 5 millones de toneladas de marlos, que no aportan mucho como materia orgánica.

Estoy con ganas de contarte algunas cosas que me permiten mantener bien altas las expectativas. Es que hay gente que le sigue metiendo para adelante, a pesar de tantos nubarrones en el horizonte y tanto pulular de miradas rastreras.

Por ejemplo, los de Seed Energy, que mañana inauguran su segunda planta de generación eléctrica a partir de una fuente renovable como los marlos del maíz. Será en Venado Tuerto, en modo virtual, con la participación del gobernador de la provincia Omar Perotti, el secretario de Agricultura Julián Echazarreta, el presidente de la Comisión de Agricultura del Senado, Adolfo Rodríguez Saa, y otras altas autoridades de la Nación, y el intendente local Leonel Charella. Para que entiendas la envergadura del evento, necesito explicarte algunos detalles.

La Argentina se convirtió en un actor muy importante en el mundo de la semilla híbrida de maíz. El maíz es el cereal más abundante en el Planeta, con una producción que viene creciendo a los saltos como resultado de un fenomenal progreso genético. La biotecnología permitió una mejora continua del potencial de rendimiento.

Nuestro país participa de este proceso en dos niveles: primero, proveyendo semilla híbrida a los productores locales. Segundo, produciendo semilla en contra-estación para el mercado más grande del mundo, los EEUU. Es una exportación de altísimo valor agregado, que requiere procesos muy complejos, que involucran desde la protección de la propiedad intelectual hasta la sincronización de la floración entre las líneas que se comportan como polinizadoras y las hembras, que son las que dan lugar a la semilla.

La cosecha es la operación más delicada, porque no se debe afectar el poder germinativo de la semilla. Se debe recolectar cuando todavía está húmedo, y no se utilizan las trilladoras convencionales, sino que se cosecha en espiga. Estas espigas van a instalaciones de secado de precisión, a baja temperatura y un en celdas estacionarias, para evitar los movimientos.

Una vez seco, se lo trilla y las semillas se clasifican y embolsan según distintos calibres. Y allí se separan los marlos y la chala que recubre las espigas. El crecimiento de la industria fue generando la necesidad de darle un destino a este “scrap”. Allí surgió la idea de utilizar esta biomasa residual como un sustrato que, colocado adentro de un biodigestor anaerobio, podía dar lugar a biogás. Y este biogás, convertirse en el combustible de un generador eléctrico.

Hace unos meses, la empresa Seed Energy, que opera con tecnología italiana, inauguró su primera planta en Pergamino. Mañana es el turno de la de Venado Tuerto. Cada uno genera 2,5 MW de potencia eléctrica, alimentando la red pública. Convirtieron un problema en una solución. Y encima cuentan con la posibilidad de recuperar nutrientes de este mismo scrap, que antes se acumulaban en sumideros o terrenos de sacrificio. Ahora, completado el ciclo de gasificación, el residuo rico en nutrientes vuelve al campo como fertilizante orgánico.

Así, estos nuevos megawatios de energía verde se suman a los que ya entregan a la red otros biodigestores, como los de Bioelétrica (que “dialoga” con la planta de etanol de Bio4, con varios socios en común). O la de Adecoagro en su tambo de Cristophersen, o el criadero de cerdos de ACA en Yanquetruz. Energía renovable y solución ambiental, todo sin salir de casa.

Pero lo de Seed Energy abre un camino adicional. En la Argentina se van a sembrar 6 millones de hectáreas de maíz. Hace muchos años, el maíz se cosechaba en espiga, porque hacían falta los marlos para alimentar la cocina económica. Se almacenaba en trojas y se iba trillando a medida que se necesitaba le maíz para los cerdos y las gallinas. Los marlos eran la fuente de energía de todos los ranchos y estancias.

Cuando llegó la trilla a granel, hubo resistencia porque los chacareros necesitaban los marlos. Entonces don Roque Vassalli le agregó una marlera a la corta y trilla… Despues llegó el kerosén, y más tarde el gas en tubos. Se terminó el interés por los marlos. Pero ahora que aparecen estas plantas generadoras, habría que ver si no hay lugar para una recuperación y valorización de los marlos.

Está sucediendo en Estados Unidos, donde empresas como Vermeer ofrecen juntadoras de marlos que se enganchan a la cosechadora. Quizá se pueda pensar también en volver a las viejas juntadoras y al almacenaje en trojas, como hacen en chacras canadienses, alsacianas o húngaras. Porque muchas veces el futuro está en el pasado, aprovechando el conocimiento y la nueva tecnología.

Por ahora, las plantas de Seed Energy están dimensionadas para lo que produce la industria de semillas. Pero imaginemos que todos los años quedan tirados en los campos unas 5 millones de toneladas de marlos, que no aportan mucho como materia orgánica (basta ver cómo quedan sin descomponerse) al menos en comparación con el resto de la biomasa de la planta de maíz.

Como vemos, en el campo queda todavía mucha energía…