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El escenario de una “pulseada” comercial entre productores y exportadores de trigo crece semana tras semana a medida que se acerca la fecha de los embarques de la nueva cosecha.

Los últimos datos oficiales, correspondientes al pasado 3 de agosto, indican que los exportadores tenían entonces compradas 5,14 millones de toneladas de trigo 2022/23 con embarques ya registrados por 8,84 millones.

Es decir: aún deben comprar más de 3,70 millones de toneladas para poder cubrir los embarques comprometidos, los cuales se concentran entre diciembre próximo y febrero de 2023.

Con el registro de exportación de trigo 2022/23 virtualmente cerrado y un panorama cambiario y financiero complejo, no existen demasiados estímulos para que los productores cierren ventas de la nueva cosecha cereal.

En los próximos meses los encargados de originar mercadería en las compañías exportadoras tienen la misión de al menos “empatar” el volumen de embarques comprometidos, una tarea por demás sencilla en un mercado alcista, pero compleja con precios “planchados” y un escenario con creciente incertidumbre macroeconómica.

El dato es que en la semana finalizada el 3 de agosto el registro oficial muestra que la exportación apenas pudo originar trigo 2022/23 por apenas 29.500 toneladas. Si ese comportamiento de los productores se extiende en el tiempo, en muchas empresas exportadoras se encenderán las “alarmas amarillas”.

El mes clave será noviembre, dado que a partir de diciembre de 2022 deben comenzar a embarcarse las partidas registradas y comprometidas con clientes externos. Si para entonces sigue presente la “brecha” entre la mercadería originada y las exportaciones registradas, entonces es muy probable que los precios internos del cereal comiencen a reflejar el “nerviosismo logístico” de los traders.

Si, en cambio, en los próximos dos meses las compañías exportadoras le encuentran la vuelta para promover ventas por parte de los productores y logran hacerse con el volumen necesario para “empalmar” los compromisos comerciales, entonces los precios del cereal seguirían, en el mejor de los casos, estando por demás tranquilos.

Vale tener en cuenta que en el mercado internacional el balance de oferta y demanda de trigo está lejos de ser holgado y queda por ver cómo terminará la cosecha del cereal en el hemisferio norte, dado que en varios países clave se registraron problemas climáticos diversos que afectaron la producción