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Juan Pablo Macagno es fundador de Cleanenergy, una empresa que hace unos cuatro años logró acercar a dos cooperativas, Cotagro y Copeps, a partir de una propuesta que se transformó en una solución para empresas agroindustriales que necesitan resolver qué hacer con sus residuos y efluentes.

Cotagro es una cooperativa agropecuaria y Copeps es una cooperativa eléctrica. Ambas están ubicadas en la localidad de General Cabrera, en Cordoba.

Allí armaron un biodigestor, una especie de “gran estómago” capaz de procesar primero los residuos orgánicos del criadero de cerdos de Cotagro. Luego le sumaron desechos de la producción de maní tan característica de esa zona de Córdoba, además de la industria frigorífica y de la industria láctea. Dentro del biodigestor todo eso se transforma primero en biogás y en fertilizantes de origen biológico. Más adelante en el proceso, el biogás se utiliza para producir electricidad.

Hoy esa planta tiene más de 30 proveedores de la región a los que les recogen de forma gratuita los efluentes y residuos. El biodigestor procesa entre 100 y 120 toneladas diarios. La mitad de ese volúmen proviene del criadero de cerdos de Cotagro y el resto de los nuevos abastecedores. Con eso generan 1 Megawatt por hora o 24 al día.

Del biodigestor sale primero biogás que luego transforman en energía eléctrica que le venden a Camesa para abastecer a la red interconectada nacional. También un fertilizante que están probando en campos vecinos.

“Se trata de un ganar-ganar”, explica Macagano, ya que mientras a los productores e industriales les resuelven un problema no menor (la disposición final de los efluentes, ellos a su vez producen energía y fertilizantes, con lo cual “se le devuelve al suelo lo que se le saca”, indicó el empresario.

Macagno dijo que cuentan con diferente tipo de camiones en función de cuál sea el residuo a levantar. Luego de retirar esos desechos, se le entrega un certificado de disposición final al proveedor.

“Con esto evitamos un pasivo ambiental importante porque esos residuos estaban siendo dispuesto quizás no de la mejor manera. Evitamos ese impacto ambiental negativo y extraemos la energía que tiene los residuos, los transformamos en biogás y con ese producto alimentamos un motor diésel acoplado a un generador, que lo transforma en energía eléctrica que se inyecta en la red”, dijo el empresario.

Con respecto al otro producto que se obtiene en ese proceso, el biofertilizante, indicó: “Ese es el subproducto de la planta que por ahora no tiene valor de mercado, pero que estamos empezando a aplicar en campos vecinos para ver cuáles son sus rendimientos. Se trata de un multi-nutriente que mejora las propiedades del suelo y el rinde de los cultivos”.